A casi cuatro meses del inicio de una pandemia sin precedentes, Unicef presentó el informe: “120 días de COVID-19, 120 días de Acción en Perú”, un recuento de su accionar junto al estado, la sociedad civil, la empresa privada y la niñez y adolescencia para, en medio de esta emergencia, colocar los Derechos de niños, niñas y adolescentes en el centro de la respuesta frente al COVID- 19.
Desde que se decretó la emergencia sanitaria en el Perú, contagiados o no, niños, niñas y adolescentes han visto comprometido su presente y su futuro. Los recién nacidos se encontraron con el miedo de sus madres a darles de lactar, se suspendieron los controles de crecimiento y desarrollo y las vacunaciones, niñas y niños en edad escolar se quedaron sin poder ir a la escuela y para quienes la falta de acceso a internet es una constante no pudieron conectarse a seguir las clases por la vía virtual. Todos tuvieron que quedarse en casa, lugar que para muchos representó enfrentarse a la violencia dentro del hogar.
El documento también muestra algunas cifras relacionadas a niñez y adolescencia antes de la pandemia. En 2018, el 28% de las niñas, niños y adolescentes y el 20.5% de los adultos vivían en pobreza monetaria. En el mismo año, 4 de cada 10 niños y niñas menores de 36 meses presentaban anemia. Con la emergencia, estas situaciones pueden haberse agravado.
Por todas estas razones, Unicef viene trabajando de manera conjunta con los diferentes sectores del estado para priorizar los Derechos de la infancia y adolescencia. Una de las primeras acciones fue la realización de guías digitales dirigidas a madres, padres y cuidadores con mensajes para preve-nir el coronavirus y generar una convivencia positiva, sobre todo con los y las adolescentes. Además, estas guías fueron adaptadas al quechua y se convirtieron en videos con lengua de señas para que los mensajes puedan llegar a madres y padres con discapacidad auditiva.
Conscientes de que las comunidades indígenas requerían de información preventiva, Unicef desarrolló cinco micro-informativos para radio y tv en igual número de lenguas originarias: ashaninka, awuajún, aymara, que-chua y shipibo konibo, y dos dialectos del español: andino y amazónico
Unicef da cuenta del apoyo otorgado al Minsa para la elaboración de protocolos guías y normas para promover la lactancia, proteger la salud mental y establecer medidas de seguridad para las salidas de los niños de casa. Recuerda, que hace unos días entregó al Estado peruano 40 concen-tradores de oxígeno, que por sus características técnicas son ideales para contextos rurales. Estos equipos han sido destinados a centros de salud en las regiones de Amazonas, Loreto y Ucayali.
El aislamiento social por el coronavirus tuvo un fuerte impacto en los más de 8 millones de niñas, niños y adolescentes que debieron dejar de asistir a la escuela. Unicef acompañó el diseño e implementación de la Estrategia Aprendo en Casa. Y si bien esta fue una acertada alternativa, no ha podido beneficiar a toda la población escolar del país. Y es que solo un tercio (29,8%) de hogares accede al Internet y en las áreas rurales el porcentaje se reduce a 2,1%. Por eso desde UNICEF se otorgó apoyo pedagógico para el desarrollo del contenido radial de las sesiones dirigidas a la secundaria rural que ha beneficiado a 130,615 estudiantes.
El coronavirus también es un peligro para las y los adolescentes privados de libertad. Al inicio de la pandemia, los centros juveniles habían excedido en 130% su capacidad de internamiento, lo que dificultaba el distancia-miento social imprescindible en este contexto. Por ello Unicef abogó por la implementación de las gracias presidenciales. Según los datos oficiales del Programa Nacional de Centros Juveniles, al 23 de junio ya habían egresado 444 adolescentes, y 1737 todavía permanecían en los centros juveniles.
El accionar de Unicef también contempla la atención a las niñas, niños y adolescentes migrantes que residen en Lima Norte. El resultado de esta experiencia ha sido la creación conjunta de videos en los que desde su mirada adolescente comparten mensajes de cuidado mutuo y que han sido difundidos en plataformas digitales, se informó a INFOREGIÓN.
El informe también destaca el espíritu solidario de la sociedad peruana y de medios de comunicación como el grupo ATV con el que realizó la campaña “Misión Posible” para visibilizar el impacto de la pandemia en la niñez y adolescencia, e impulsar la solidaridad ciudadana hacia las comunidades indígenas amazónicas. La meta de esta iniciativa se hizo posible y los 150 mil dólares recaudados se destinaron a la adquisición de kits de higiene que se entregaron a más de 10,000 personas que viven en el corazón de la Amazonía peruana.
Durante estos 120 días de emergencia en Perú, Unicef no ha parado su accionar con el fin de proteger los derechos de los niños, niñas y adoles-centes, especialmente los que viven en mayor vulnerabilidad como es el caso de quienes pertenecen a comunidades indígenas o son migrantes. Uno de los grandes desafíos que nos dejan los primeros 120 días de pandemia es la necesidad de re imaginar un Perú con oportunidades para la niñez y adolescencia, y el primer paso en esa dirección es la inversión en la infan-cia. Invertir en cada chica y chico es invertir en su presente y su futuro, pero además es invertir en el desarrollo sostenible del Perú.