Los jóvenes son uno de los grupos más vulnerables que han sufrido el mayor impacto emocional durante el aislamiento que los pone en riesgo frente a ideas y actos suicidas, ya que el COVID-19 ha generado estrés, miedo, incertidumbre e irritabilidad con respecto a sus planes de vida, metas personales y profesionales, advirtió el psicólogo y psicoterapeuta, Manuel Saravia Oliver, director del Instituto Guestalt de Lima (IGL).
El especialista señaló que “cada vez se observan más casos de jóvenes que no pueden dormir, tienen problemas de apetito, falta de energía, cansancio, problemas de concentración y hasta ideas suicidas”. El impacto del coronavirus ya es “extremadamente preocupante” por situaciones de miedo al contagio, al no poder despedirnos de los seres queridos o la falta de dinero o empleo que está ocasionando estrés y sufrimiento a miles de personas.
“Es necesario promover una campaña comunicacional en la salud mental de las personas, una de las principales secuelas de esta pandemia que involucre a todos los niveles de gobierno: nacional, regional y local con el involucramiento de alcaldes para fortalecer el trabajo comunitario”, recomendó.
“Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía no dispone de cifras concretas sobre tendencias mundiales, está siguiendo la información que se está dando en varios países sobre un aumento de intentos de suicidio o abuso de sustancias e esta pandemia e instando a los gobiernos a no dejar de lado la atención psicológica”, explicó Saravia.
Según la OMS, cada 40 segundos alguien se suicida en el mundo, con lo cual cada año se pierden 800 000 vidas por esta causa, generando una tragedia indescriptible entre los amigos, familiares, colegas y comunidades, que la mayoría de las veces no reciben asistencia tras este suceso, informó el IGL a INFOREGIÓN.
Es importante destacar que aparte de los jóvenes también están expuestos a problemas de salud mental, el personal de primera línea por la ansiedad y estrés que están viviendo a diario, niños y adolescentes, mujeres con riesgo de violencia doméstica, los adultos mayores por el riesgo de ser infectados, personas con condiciones mentales preexistentes u otras enfermedades..
Impacto en la salud mental
Aunque la del COVID-19 es una crisis de salud física, «el impacto en la salud mental es significativo y podría generar mayores dificultades si no se le hace frente correctamente. Necesitamos tener el sistema inmunológico fortalecido y el ánimo arriba para enfrentar esta crisis. Cuando no hay socialización, contacto o comunicación presencial no se genera las hormonas de endorfina, oxitocina y dopamina”, subrayó.
Saravia aconsejó como una medida preventiva hablar de nuestros miedos y emociones en el hogar diariamente durante 20 minutos con el objetivo de conocer cómo están nuestros seres queridos para buscar ayuda especializada oportuna cuando hay situaciones que no se pueden manejar por sí solos.