Hoy es el Día Mundial de los Océanos y no puedo evitar acordarme de un viaje que tuve la suerte de hacer el verano pasado. Nos embarcamos en nuestro barco, el Esperanza, como parte de la expedición de Polo a Polo de Greenpeace para investigar la cantidad de microplásticos que hay en el mar, en concreto en el de los Sargazos, en las islas Bermudas.
Por primera vez fui testigo de que la contaminación por plásticos inunda nuestros mares, incluso de forma invisible al ojo humano. En un mar de color azul tropical con playas de arena paradisíacas, parecía imposible demostrar nuestra teoría de que había muchos microplásticos. Pues lamentablemente los había. Solo tuvimos que empezar a muestrear para comprobar la alta densidad de plásticos que había en el agua.
Durante años, desde Greenpeace hemos denunciado la alta contaminación por plásticos que sufren los océanos y hemos trabajado con las personas, con las empresas y las instituciones para frenarla. Habíamos dado muchos pasos, muchos compromisos.
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