Nuestro extenso litoral alberga más de mil especies, entre moluscos, equinodermos y crustáceos. Estas especies son vitales para la preservación de nuestro ecosistema y para el desarrollo económico del país. El mar peruano es uno de los más productivos del mundo, ya que gracias a la corriente peruana de Humboldt, su ubicación latitudinal tropical y a la alta radiación solar, se genera una gran concentración de especies.
Pero toda esta biodiversidad está amenazada por la contaminación de residuos sólidos, especialmente el plástico. Cada año ocho millones de toneladas de plástico acaban en los océanos del mundo. Además, este es un material que puede tardar siglos, o más, en desaparecer. El 75% del plástico producido es de un solo uso; es decir, son diseñados para ser descartados inmediatamente, lo que genera un alto grado de contaminación.
El plástico ha logrado infiltrarse en varios elementos vitales para nuestra subsistencia, los cuales han tomado el nombre de microplásticos. Estas son partículas que no alcanzan los cinco milímetros. Son tan pequeñas que logran ser imperceptibles.
Imposibles de detectar
Cada peruano usa 30 kilos de plástico por año. Solo en Lima Metropolitana y el Callao se generan 886 toneladas de residuos plásticos al día, representando el 46% de dichos residuos a nivel nacional. Según la Fundación Ellen MacArthur, si estas estimaciones continúan, para el 2050, el 99% de aves ya habrá ingerido plásticos.
De forma casi imperceptible, los peces consumen los microplásticos. Este material se produce por la degradación del plástico, pues el calor y la luz solar los desintegran y forman pequeñas partículas que se esparcen por el viento, viajando así largas distancias. Los microplásticos no solo afectan los ecosistemas, también a las plantas. Sus raíces absorben este contaminante que puede llegar a los frutos, los mismos que son consumidos por animales y seres humanos.
Además, cientos de animales marinos confunden estos microplásticos con el plancton y lo ingieren, lo que causa su muerte por desnutrición o logra integrarse en nuestra cadena alimenticia. Es así como regresa a nosotros de forma casi invisible: en el aire, el agua o hasta en la sal. Se calcula que, en promedio, consumimos cinco gramos de plástico a la semana, aunque usted no lo crea.
El Ministerio del Ambiente afirma que se han hallado microplásticos en peces, moluscos, aves, tortugas y en el agua de grifo o embotellada, polvo ambiental, y hasta en la miel. Además, entre el 2014 y 2015, el Instituto del Mar del Perú monitoreó cuatro playas arenosas: Vesique en Chimbote, Albúfera de Medio Mundo en Huacho, Costa Azul en Ventanilla, Lima; y El Chaco en Pisco. En todos los casos se encontraron microplásticos.
Desde hace mucho tiempo, los científicos han reconocido que el fondo marino es un importante sumidero de microplásticos, pero también lo es el aire y el agua. Es así como esta problemática ha preocupado a diversos campos. Por esta razón, las acciones alrededor de disminuir o eliminar el consumo del plástico son más que necesarias para generar un impacto real.
“El plástico cae del cielo, lo que debería quedar impreso en la opinión pública es que, aunque solo estamos notando este problema ahora, no es un problema nuevo. Va a empeorar antes de mejorar. Hay tantas cosas que no sabemos, es realmente difícil comprender completamente las implicaciones de los plásticos que están absolutamente en todas partes», dice Janice Brahney, científica de la Universidad Estatal de Utah para National Geographic.
La ley del uso
Tan solo alrededor del 0.3% del plástico que producimos es recuperado en algún proceso de reciclaje. El resto demora en degradarse cientos de años. Un sorbete demora hasta 200 años, un vaso de tecnopor aproximadamente mil años y una bolsa plástica casi 400 años en desaparecer de la tierra. Es un escándalo no hacer nada ante esta realidad.
Debido a esta contaminación, la ley del plástico de un solo uso fue aprobada en el 2019. El objetivo de la Ley N° 30884 es regular el uso de los plásticos de un solo uso, los no reutilizables y los recipientes o envases descartables de tecnopor, estos últimos utilizados para bebidas o alimentos de consumo humano, pero las acciones a favor ambiental han estado lejos de impactar positivamente.
Sin embargo, existe un material que ha tomado protagonismo por el nombre que posee: “biodegradable”. Esto se refiere a un material plástico, pero hecho de plantas u otros materiales biológicos en lugar de petróleo. Se suele denominar plástico de origen biológico.
Estos biodegradables pueden estar hechos de ácidos polilácticos, presentes en plantas como maíz y caña de azúcar, o de polihidroxialcanoatos (PHA) producidos a partir de microorganismos. Pero el argumento en contra de este uso de lo biodegradable recae en tres factores: la contaminación por los fertilizantes, a la tierra se quita producción de alimentos y la trata inadecuada de la basura.
En primer lugar, el uso de los biodegradables genera una mayor producción, lo que tiene una mayor huella ecológica para el mundo. Además, algunos críticos afirman que emplear una sustancia como el maíz para la fabricación de plástico, en lugar de alimento, es un debate sobre cómo deberían distribuirse los residuos en un mundo donde la escasez alimentaria aumenta.
Aproximadamente, entre ocho y doce millones de toneladas de plástico procedentes de residuos mal gestionados de los cinco continentes, todo esto acaba en los océanos colapsan cada año los océanos, de las cuales un 15% se mueven por la superficie marina y otro 15% llegan a las costas. El resto se hunde en el mar. En el Perú, según el Ministerio del Ambiente, solo la mitad de la basura es tratada adecuadamente. Es así como los biodegradables no logran ser desechados adecuadamente.
Entonces, ¿los bioplásticos generan un impacto positivo en el medioambiente? Los medioambientalistas alegan que la producción industrial de estos bioplásticos apenas contribuye a reducir la cantidad de plástico que termina en el mar, pues mientras no tengamos la correcta disposición final de los desechos, como rellenos sanitarios o la conciencia del reciclaje, los plásticos seguirán siendo un problema.
Lo cierto es que ningún proceso de degradación del plástico será posible si no reducimos el consumo del mismo, pues son los océanos quienes terminan siendo los más afectados, pero no son los únicos, la contaminación por plásticos está en todas partes. En el Día de los Mares, recordemos qué productos utilizamos y qué impacto tienen en nosotros.
Fuentes:
Cifras del mundo y el Perú. (2020). Menos Plástico más Vida. https://www.minam.gob.pe/menos-plastico-mas-vida/cifras-del-mundo-y-el-peru/
¿Cómo ingerir menos plástico? (2021, 2 mayo). [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=OH3I2-N8zQg
Falsas soluciones para reducir el consumo de plásticos. (2019, 9 julio). Oceana Perú. https://peru.oceana.org/es/blog/falsas-soluciones-para-reducir-el-consumo-de-plasticos
Los microplásticos se han infiltrado prácticamente en todas las grietas de la Tierra (2021, 28 septiembre). National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/