Día Mundial de la Libertad de Prensa: El silencio de quienes informan desde las regiones

Son quince las regiones del Perú que poseen áreas de bosques amazónicos. Estos lugares, llenos de biodiversidad, enfrentan problemas y situaciones ilícitas que no solo merman el bienestar de quienes habitan en ellos, sino de aquellos que, por ejercer su labor periodística, arriesgan su vida por descentralizar la información en la Amazonía peruana. Estas zonas son altamente afectadas por la minería ilegal, la trata de personas, el narcotráfico, el tráfico ilegal de flora y fauna silvestre; y la parcialidad de los distintos medios locales. Por ello, ejercer la profesión es todo un desafío para hombres y mujeres de prensa.

Amenaza constante

Los periodistas, aquellos que llevan la información a todo ciudadano, muy pocas veces informan sobre el riesgo de transmitir o publicar una noticia. “Es muy diferente informar sobre el Vraem desde Lima, que desde el mismo Ayacucho”, comenta Jaime Quispe, director del diario ayacuchano La Jornada. 

Jaime ejerce el periodismo desde hace más de 15 años, empezó en la radio, pero la vida lo llevó a preocuparse por temas como la trata de personas, actividad que azota fuertemente su región. “Hace varios años, a mi segundo adjunto le dijeron que por S/ 5000 podían desaparecer a una persona”, señala Quispe, quien prefiere no decir el nombre de la persona que profirió esta amenaza, a pesar que lo sepa. 

El Vraem es una zona liberada. Por muchos años, ha venido siendo azotada por actividades ilegales como el narcotráfico. Se trata de un lugar donde la cocaína, el terrorismo y las organizaciones criminales son la ley. Por ello, hablar de esta situación termina siendo una tarea riesgosa. 

“Desde el año 2012 he recibido amenazas”

Manuel Calloquispe es conductor del programa La cara del pueblo, en Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, región afectada por actividades ilegales. Calloquispe afirma que las amenazas que sufre de parte de las mafias del crimen organizado que operan en La Pampa son innumerables.  

“En el año 2015, Lino Quino Tito, un minero ilegal, había conseguido una concesión para el aprovechamiento y el manejo sostenible del aguaje en los humedales, pero lo que en realidad hacía era minería. Y la minería en humedales está prohibida. Yo expuse este caso en mi programa de las noches, pero cuando fui a pausa el teléfono sonó y este mismo sujeto me amenazó: “Mira bien lo que estás haciendo, no sabes con quien te estas metiendo mierda, no sabes lo que te va pasar”, le lograron decir a Calloquispe.

Madre de Dios es una de las regiones más biodiversas del mundo. Pero los peligros que enfrentan, según Manuel, la hacen tierra de nadie. “Matan a la gente a diario. Los pueden enterrar en el campo, donde sea. Lo fondean, como dicen, y se acabó. Los meten tres metros abajo y nadie va a reclamar”, comenta. 

En Puno, en el 2021, la periodista Marleny Paredes de “El Objetivo” y miembro de la Red de Medios Digitales del Perú, fue agredida por César Mamani Pacompia, jefe de los ronderos de la comunidad de Uros Chulluni, en la provincia y región Puno.

En una ocasión, el jefe de los ronderos cuestionó la presencia de Paredes en la zona y la increpó “¡Esta es mi zona, esta es mi gente! (…) ¡yo te hago trizas y no pasa nada!”, gritaba eufórico Mamani. Posteriormente, Marleny recibe un puñete en el pecho, a la altura del corazón, luego recibe un latigazo y cae al suelo. 

Más querellas 

“Una vez me robaron todos mis equipos. Estaba cubriendo una nota sobre minería ilegal, a 12 kilómetros de la ciudad de Puerto Maldonado. Una madrugada, cuando retorné por la orilla del río me asaltaron. Me robaron mis equipos con las imágenes que había grabado”, afirma Calloquispe. 

Este periodista señala que es una persona crítica. Él muestra lo que muchos no quieren que sea expuesto en Madre de Dios. En el año 2014, una huelga de mineros escaló de tal forma que se pincharon llantas de transportistas y se atemorizaba con quemar mercados. Ese tipo de situaciones, comenta el conductor de La cara del pueblo, a los mineros no les gustaba. 

“Una noche, ellos [los mineros], rodearon la cuadra de mi casa. A las 5:30 de la madrugada rompieron la puerta y me golpearon. Esa semana yo tuve que ir al programa en patrullero. Aquella vez existían mineros ilegales que operan en La Pampa, gente invasora que no respetaba la ley. Yo tenía que informar sobre eso”, acota. 

Los desafíos de informar desde las regiones 

Jaime Quispe comenta que la labor periodística trata de democratizar la información. Esto significa que ideas, opiniones y saberes sean accesibles para todos. “Aunque sea director yo sigo saliendo a la calle, cómo no voy a salir…El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios”, finaliza. 

Pero también es cierto, comenta Jaime, que en Ayacucho muchos desconfían de la prensa por lo sesgada que puede estar. “Muchos medios ya tienen una visión antes de emitir una nota. Eso no es hacer periodismo”, señala. 

Quispe añade que muchas personas que viven en el Vraem y presencian los hechos ilícitos tienen miedo a declarar por las represalias. Además, este año, se ha propuesto desmilitarizar esa zona. Quispe prefiere no dar su opinión con respecto a este tema para velar por su trabajo y su propia vida. 

En Madre de Dios ocurre lo mismo. “La gente sabe que si hablan ya no la cuentan, desaparecen”, comenta Calloquispe. Él -que también escribe sobre temas ambientales para El Comercio- afirma que la agenda de su programa es informar de modo imparcial sobre lo que ocurre en Madre de Dios. Sin embargo, prefiere no hablar de temas relacionados al narcotráfico, la minería ilegal o la trata de personas en el medio local. 

“Cuando hay un tema de situación ilegal, prefiero transmitirlo en medios nacionales, tiene más impacto… las mafias están compenetradas con la clase política…Yo he logrado identificar quienes son los que operan, pero es muy difícil hablar de esos temas”, acota. 

Aunque existe una preocupación de la autoridad por frenar estos temas, lo que ocurre en estas regiones es que los gobiernos locales culpan al Gobierno central. “Si muestras un testimonio de alguien de la zona. Te dicen que si sacas su nombre o un audio no van a vivir y te lo dicen”. 

Lo difícil de continuar informando con respecto a temas relacionados a situaciones ilegales es la compenetración de la clase política con las mafias. “Yo he logrado identificar quienes [son los involucrados en temas delictivos] operan, pero es muy difícil hablar de esos temas. En parte porque te amenazan”, afirma.

Por ello, Manuel afirma que un reto pendiente es la protección de aquellos periodistas que desde las regiones informan sobre temas relacionados al narcotráfico, la minería ilegal y la trata de personas. Muchas veces, la libertad de expresión no parece ser un día que celebrar para todos. 

“[Se necesita] un sistema de protección, un sistema para garantizar su trabajo [periodístico]. Quizás las organizaciones de otros países pueden ayudar en eso. La Amazonia es responsabilidad de todos”, finaliza Calloquispe.