Día de los pueblos originarios y del Diálogo Intercultural: ¿Una realidad distante?

Hace más de 500 años se determinó que fue Cristobal Colón quien descubrió un nuevo mundo, uno lleno de diversidad, costumbres, tradiciones y culturas: América. En una época en donde la colonización fue el principal recurso de muchos estados, este lugar fue, por mucho tiempo, el sitio perfecto para la explotación, el enriquecimiento de los países europeos y la exclusión de sus habitantes. Sin embargo, existen rezagos que han quedado en el imaginario colectivo de nuestra sociedad actual, los cuales consisten en el no reconocimiento de aquellos pueblos que antes de la llegada española ya habitaban este continente.  

Cada 12 de octubre, desde el 2009, ya no solo se conmemora el descubrimiento de América, sino que además se celebra el Día de los Pueblos Originarios y del Diálogo Intercultural, denominado anteriormente como el Día de la Raza. Esta fecha busca darle reconocimiento a los pueblos originarios por su aporte a la riqueza de la diversidad cultural del país. Además, la importancia de la comunicación intercultural radica en darle mayor relevancia a estos pueblos y reconocer su inmenso aporte a nuestra sociedad. 

En el Perú existen 55 pueblos originarios, 51 son de la Amazonía y cuatro se ubican en los Andes. Ellos se organizan principalmente en comunidades nativas y campesinas. Entre los pueblos de la zona andina encontramos a los Jaqarus, los Aimaras, los Quechuas y los Uros. Estos últimos, desde hace casi un siglo, ya no hablan su lengua originaria. Pero con apoyo del Ministerio de Cultura, existen esfuerzos por recuperar y fortalecer sus rasgos identitarios para lograr el conocimiento de su idioma extinto. 

Sin embargo, los retos que enfrentamos para seguir construyendo una sociedad más igualitaria aún no terminan. ¿Será acaso la interculturalidad la forma de lograrlo?

Según Fidel Tubino, quien es licenciado en filosofía e investigador de la PUCP, en los años 1930, el filósofo peruano Alejandro Deustua se oponía rotundamente a que el Estado peruano invirtiera recursos en la educación indígena pues señalaba que «el Perú debe su desgracia a esa raza indígena, que en su disolución psíquica no ha podido transmitir al mestizaje las virtudes de las razas en períodos de progreso… El indio no es ni puede ser sino una máquina». Esta idea de ver a los pueblos originarios como mano de obra barata, en lugar de otorgarle su valor real, se ha reflejado en la discriminación hacia estos, desde su forma de vestir, vivir o hablar. 

En el Perú, el 30% de la población se autoidentifica como parte de uno de los 55 pueblos indígenas u originarios, o como población afroperuana. Así lo revelan los Censos Nacionales de Población 2017, sobre autoidentificación étnica y lengua materna, cuya información fue procesada por el Ministerio de Cultura. A nivel nacional, 5 179 774 personas se sienten o consideran parte de los pueblos Quechuas; 673 personas se han autoidentificado como parte del pueblo Jaqaru; 681 personas como parte del pueblo Uro y la población aimara asciende a unas 151 301 personas.  

Más números, más cifras, menos importancia. Lo cierto es que cada año, las políticas que deberían realizarse para que el país sea un lugar más inclusivo y tolerante siguen estando en agenda y la discriminación hacia los pueblos originarios continúa. Por ello, las necesidades que se buscan encontrar están fundadas en la comunicación, en especial, la intercultural. 

En este sentido, la interculturalidad se define como la interacción entre culturas. Este es un proceso de comunicación entre diferentes grupos humanos, con diferentes costumbres, siendo la característica fundamental “la Horizontalidad”, que se basa en promover la igualdad, integración y convivencia armónica. Es decir, que ningún grupo cultural esté por encima del otro. Este diálogo intercultural ya no solo es la forma en la que nos comunicamos con el resto de la sociedad o la manera como vemos y entendemos el mundo, sino además busca el respeto y la tolerancia entre aquellas distintas culturas que han tenido que converger en un país tan diverso como el Perú.  

En teoría, el Perú es un país pluricultural; es decir, es el resultado de culturas que han evolucionado a través del contacto con otras culturas, y la interculturalidad representa la relación respetuosa de ese proceso. Además, según el artículo 2° de la Constitución Política de nuestro país, toda persona tiene derecho el derecho a su identidad étnica y cultural, al usar su propio idioma ante cualquier autoridad a través de un intérprete, delegando al Estado, la tarea de reconocimiento y protección de la pluralidad étnica y cultural de la Nación.

Mientras se señala que la pluriculturalidad representa una “realidad social”, la interculturalidad, sugiere la “interacción” desde la tolerancia; es decir, el respeto y la aceptación de todas las ideas, costumbres y tradiciones de los distintos grupos sociales. 

Sin embargo, la realidad dista de lo señalado. Aunque los aportes de los pueblos originarios son diversos. Tal como su cosmovisión particular de la naturaleza. Pues para ellos, todos los que habitan en ella son parte de una misma sociedad. Los animales y plantas son más que recursos para satisfacer necesidades, «son gente», son parte de «los seres» con quienes tienen que convivir en armonía. Esta manera de relacionarse con el ambiente ha permitido la conservación de los recursos, los cuales han sido sobreexplotados por años por las culturas.

Además, muchos de los saberes ancestrales de estos pueblos han sido tomados por la medicina actual para producir los fármacos que actualmente consumen la mayoría de peruanos y el mundo entero. En este sentido, el aporte de estos pueblos a la humanidad cobra vigencia por problemas ambientales y el cambio climático que enfrentamos actualmente. Pues son ellos quienes nos recuerdan lo relevante que es la naturaleza para la vida; por ello la defienden, muchas veces a costa de sus propias vidas.

El reconocimiento de esa diversidad es un potencial de desarrollo, pero las políticas que deberían realizarse para que el país sea un lugar más inclusivo y tolerante para estas personas siguen estando en agenda y la discriminación hacia los pueblos originarios continúa. Tal es el caso de la discriminación lingüística. Según el INEI, el 34,6% de la población, cuyo idioma materno es el Aymara, se ha sentido maltratada o han intentado discriminarla, seguida de la población con lengua materna Quechua (19,7%). Es decir, la intolerancia es un problema que no lograr frenarse.

Recordemos que en el 2006, la entonces congresista cusqueña María Sumire (2006-2011) fue víctima de discriminación lingüística al ser obligada a jurar a su cargo en castellano, pese a que lo hizo tres veces en quechua. Asimismo, en el 2017, la excongresista Tania Pariona, denunció que el Congreso no admitió un proyecto de ley que buscaba oficializar el 27 de mayo como el Día de las Lenguas Originarias, por estar enteramente en idioma quechua. 

Como se sabe, el quechua es un idioma oficial en el Perú desde 1975, cuando fue reconocido en la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado. Además, la Constitución de 1993 reza que el quechua, el aymara y «las demás lenguas aborígenes» son oficiales «allí donde predominen». En el 2011, se promulgó una ley específica para la preservación y el desarrollo de las lenguas originarias, que garantiza sobre el papel el derecho de sus hablantes a comunicarse con el Estado en su lengua materna. 

El debate por la necesidad de reivindicar el quechua volvió a la agenda pública cuando el expremier, Guido Bellido, la usó ante el Congreso de la República. Aunque la forma en la que se usó este idioma fue más una estrategia de distracción ante aquellos que lo cuestionaban y no como una forma de darle al idioma la relevancia que merece, lo cierto es que la negativa del Parlamento y de muchos peruanos quedó relucida. “La realidad es que la economía, la política, la justicia… todo funciona en español. Si uno quiere que le escuche el Estado tiene que hablar español», dijo el escritor y periodista Santiago Roncagliolo para BBC Mundo. 

Pero ante la negativa y el debate en torno a hablar o no el quechua, lo cierto es que los conflictos interculturales en el mundo actual se agudizan cada vez más. Tal como señala Fidel Tubino, dichos conflictos no solo se basan en intereses económicos y políticos, sino también formas de pensar, valorar y sentir el mundo. Por ello, la interculturalidad es pensar una posibilidad de convivencia dignificante basada en el reconocimiento de la diversidad. 

Más que usarlo como arma política o cifras que retraten la realidad de la discriminación hacia los pueblos originarios, se necesitan estrategias políticas que busquen una verdadera democracia, sin exclusión a aquellos, que por ley, pertenecen al país y merecen ejercer sus derechos de forma real. No más símbolos, sino acciones concretas. 

Fuentes 

BBC News Mundo. (2021b, septiembre 6). Quechua en Perú: por qué es polémico su uso si es una lengua oficial en el país. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-58443539

El 19,2% de la población del país se ha sentido maltratada o han intentado discriminarla en el semestre julio-diciembre de 2016. (2017a). INEI. https://www.inei.gob.pe/prensa/noticias/el-192-de-la-poblacion-del-pais-se-ha-sentido-maltratada-o-han-intentado-discriminarla-en-el-semestre-julio-diciembre-de-2016-9634/

Ministerio de Cultura. ¿Qué quisiera conocer de los pueblos indígenas u originarios?https://bdpi.cultura.gob.pe/pueblos/uro, https://bdpi.cultura.gob.pe/pueblos/aimara, https://bdpi.cultura.gob.pe/pueblos/quechuas.

Palomino, M. (2021, 30 agosto). La censura del quechua en el Congreso peruano abre un intenso debate sobre la discriminación lingüística. Público. https://www.publico.es/internacional/peru-censura-quechua-congreso-intenso-debate-discriminacion-linguistica.html

 Tubino, Fidel. 2015. La interculturalidad en cuestión. Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.