Los ataques del narcotráfico contra los trabajadores dedicados a la erradicación de los cultivos ilegales de hoja de coca en la zona del Alto Huallaga se han multiplicado peligrosamente, denunció Jorge Valencia, director de la Oficina de Control de Oferta de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), quien expresó la total condena de su institución ante estos delitos.
La tendencia homicida de los narcoterroristas es muy preocupante, pues mientras en el 2004 solo hubo un atentado, en el 2005 ocurrieron 23 ataques, durante el 2006 se dieron 47, y en lo que va de este año las estadísticas registran 93 atentados, incluyendo 7 ataques directos, 29 hostigamientos con arma de fuego y el sembrado de 54 minas tipo “cazabobos”. Sólo entre enero y setiembre, las emboscadas, trampas y disparos han ocasionado un trabajador muerto y 19 heridos.
El funcionario señaló que los atentados son una respuesta de la delincuencia organizada ante el avance de la lucha contra el principal insumo de la pasta básica de cocaína (PBC), pues la erradicación afecta directamente a los productores de droga. Se sabe que por cada hectárea erradicada se evita la producción de 8 kilos de clorhidrato de cocaína, cuyo precio en el Asia es de aproximadamente US$ 140 mil dólares.
Estos actos delictivos también buscan sembrar el terror en el personal civil que trabaja en el Proyecto Especial de Control y Reducción de los cultivos de Coca en el Alto Huallaga (CORAH) y dificultar los operativos policiales contra los laboratorios rústicos para la elaboración de PBC ubicados en las cercanías de los cultivos de hoja de coca.
La acción homicida confirmaría los vínculos de los grupos remanentes de la organización terrorista Sendero Luminoso con ciertos campesinos dedicados al cultivo ilegal, y sobre todo con los narcotraficantes que operan en la selva y que son quienes pagan fuertes sumas de dinero por cada atentado.