En medio de escenas de dolor, familiares y representantes de organizaciones de afectados por la violencia política lograron enterrar los cuerpos de las 19 personas que fueron asesinadas brutalmente en 1991 por elementos de Sendero Luminoso en la comunidad de Mantaro, en el distrito cusqueño de Pichari, en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE.
La madrugada del 1 de marzo de 1991, varias columnas senderistas ingresaron a la comunidad de Mantaro. Los subversivos reunieron a los pobladores y acusaron a todos de ser “soplones”.
Acto seguido los torturaron. Las primeras víctimas fueron los dirigentes, a quienes los terroristas asesinaron sin piedad, utilizando machetes, palas y picos, según relataron los propios familiares.
“Mi hijito tenía un año y el mayor tenía tres años, ambos estaban con su mamá. Los terroristas no tuvieron compasión con ellos y los mataron. Qué culpa tenían mis hijitos, si eran inocentes y no podían defenderse. La otra de mis hijas fue reclutada. Hasta ahora no encontramos justicia, el Estado se ha olvidado de nosotros”, expresó Ever Prado, con lágrimas en los ojos.
En la brutal matanza fueron 19 las personas inocentes que murieron, mientras que otras 17 quedaron heridas. Algunas de las víctimas sobrevivieron, pero quedaron mutiladas. Ese mismo día reclutaron a 42 jóvenes, de los cuales 12 lograron escapar y regresaron a su lugar de origen.
Hasta el momento no se sabe nada de los otros 30 reclutados, sus familiares aún guardan la esperanza de que algún día vuelvan.
“Yo soy huérfana de padre y madre. Los perdí cuando tenía ocho años. A mí mamá la reclutaron pese a que tenía cuatro hijos y a mi padre lo asesinaron en la misma comunidad. Hemos quedado huérfanos sin ningún apoyo, nuestro futuro cambió desde entonces”, narró Margarita Taype, quien llora a su padre Mariano Taype Valdivia.
Margarita Taype pidió al Estado reparaciones individuales para así acceder a los estudios universitarios que le permitan salir de la pobreza. Agregó que como ella, hay muchas personas inocentes que han quedado huérfanas o viudas y que hasta el momento no han recibido ningún apoyo del Gobierno.
Cerraron colegios por temor a reclutamiento
Las víctimas cuentan que, desde finales de los años 80, Sendero Luminoso comenzó a reclutar a los alumnos de los colegios. Por este motivo, en Mantaro, a partir de 1988, las escuelas y colegios permanecieron cerrados hasta el 2000.
“Para nosotros en este día se confunden muchos sentimientos. Recién vamos a enterrar a nuestros fallecidos que fueron asesinados sin piedad por Sendero Luminoso el 1 de marzo de 1991. Es necesario que cuanto antes se hagan realidad las reparaciones individuales y colectivas”, señaló Walter Aguilar, presidente de la Asociación de Afectados Víctimas de la Violencia Política del VRAE.
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