Un grupo de arqueólogos peruanos, dirigido por Walter Alva, desenterró un multicolor mural de 4 000 años de antigüedad, el cual forma parte de un templo muy antiguo en donde se encontrarían los orígenes de la civilización andina desarrollada en el norte del país.
El hallazgo, calificado de sensacional en el mundo científico, se registró en un yacimiento arqueológico denominado Ventarrón, a 20 kilómetros al noreste de Chiclayo, en el distrito de Pomalca, y sigue en antigüedad a la ciudad de Caral, que tiene cinco mil años de data.
El mural fue encontrado finalmente luego de tres meses de paciente excavación y representa la caza de un venado, un ritual practicado por los antiguos habitantes de este lugar norteño, y se observan varios ejemplares que están atrapados en una red y tratan de liberarse de sus captores.
El recinto mide unos 50 metros de ancho por 50 de largo, y sus paredes están decoradas con pinturas de encendidos colores rojo, blanco y verde, en sus tres fases de construcción.
Se informó que el descubrimiento tiene un especial significado para la ciencia debido a que la construcción del templo revela nuevas técnicas de edificación que nunca antes se habían registrado en las diferentes culturas desarrolladas en la zona.
Las paredes del recinto fueron levantadas con bloques de arcillas que extrajeron del lecho del río. Los restos que ahora asombran a los arqueólogos fueron recuperados a tiempo de la destrucción, pues los pobladores que habitan en el centro poblado cercano utilizan la arcilla del lugar para la fabricación de sus adobes.
Se indicó asimismo que otro templo de unos 3 000 años de antigüedad fue desenterrado en la zona arqueológica de Collud y sus paredes presentan muros en alto relieve con figuras típicas del Chavín Antiguo.