Agazapados en un lugar oscuro, mojados por la lluvia matinal, los asesinos esperaron a su víctima. Adaín Cántaro Ayala (38) llegaba a su domicilio en el caserío El Afilador, ubicado a tres kilómetros al sur de Tingo María, cuando fue atacado a balazos por un grupo de desconocidos.
Aparentemente, la víctima se encontraba en estado de ebriedad, luego de participar en las celebraciones por Fiestas Patrias, hecho que facilitó la acción de sus atacantes.
Recibió cuatro impactos de bala en el pecho, en lado derecho del tórax y al otro lado de la cintura, mientras que el cuarto balazo le destrozó el pulmón. Cántaro Ayala cayó de bruces sin reacción. Los criminales huyeron con rumbo desconocido.
Fue su hermano Julio Cántaro Ayala quien lo encontró tirado en el piso, luego de escuchar los disparos. Luego avisó a la policía, cuyos efectivos llegaron rápidamente al lugar del asesinato, para realizar las pesquisas correspondientes.
Algunos vecinos del sector señalaron haber escuchado los disparos, pero aseguraron que no salieron a la calle por temor a posibles represalias. La policía de Tingo María ha iniciado las investigaciones correspondientes.