Desastre en el Paraíso

El galopante juicio oral al que es sometido ‘Artemio’, el último líder histórico de Sendero Luminoso, empieza a calentarse. La Fiscalía ha identificado a 150 personas a las que mandó a matar acusándolas de ser “soplones” de las fuerzas del orden.

Mientras tanto, el lunes 4, el testigo clave de código CDT-1011, el primer colaborador eficaz en testificar en el proceso oral, reveló que ‘Artemio’ era el amo y señor del narcotráfico en el Monzón y que financió las campañas de las ex congresistas nacionalistas y dirigentes cocaleras Nancy Obregón y Elsa Malpartida. Su captura significó un antes y un después en el Valle del Huallaga.

El narco-senderista era el amo y señor del Valle del Huallaga. Su captura cambió el panorama.

Poco queda de esa belleza recóndita y salvaje. El Valle del Monzón, en el departamento de Huánuco, era un auténtico paraíso en ceja de selva, una tierra promisoriamente rica y exuberante.

No lo es más.

En los últimos 30 años se convirtió en un bastión inexpugnable del narcotráfico; en el santuario de la coca. Y hoy presenta una alarmante deforestación producto del sistemático sembrío ilegal de dicha planta.

El Monzón concentra, según el último monitoreo satelital de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), más de 7,000 hectáreas de hoja de coca; es decir, el 60% de la totalidad de los cultivos ilícitos que tiene todo el Valle del Huallaga (12,421 hectáreas).

Y es, después del Valle de los Ríos Apurímac Ene (VRAE), la segunda zona de mayor producción de cocaína del país.

No hay ni una sola comisaría, juzgado de paz o base policial en ese inhóspito valle ubicado a 930 metros sobre el nivel del mar. El grueso de sus 18,400 habitantes se dedica al cultivo ilegal.

La siembra indiscriminada de coca ha provocado, en gran medida, la devastación de los suelos del Monzón. Se estima que entre 1975 y el 2010 se deforestaron 500,000 hectáreas de bosques, lo que significa el 30% de la selva que existía en dicha zona hace 30 años.

El cultivo de coca representa uno de los elementos que contribuyen en este desastre ecológico, ya sea por su condición de uso y manejo que propicia severos procesos erosivos, o por los volúmenes de agroquímicos y precursores que se emplean para la producción de hoja y transformación en cocaína, según informes de la Unodc.

En el 2003, cuando Fernando Rospigliosi era ministro del Interior, la Policía entró al Monzón, destruyendo 76 pozas de maceración. Fue la primera y última operación policial en dicho valle.

Cualquier intento posterior de las autoridades por irrumpir allí era repelido por una horda de cocaleros. La sorpresa se produjo este año.

OPERACIÓN MASÍAS
El pasado 17 de enero, 1,000 erradicadores del Proyecto Especial de Control y Reducción de Cultivos Ilegales en el Alto Huallaga (Corah), bajo el mando del general PNP (r) Juan Zárate, ingresaron –sin la oposición del gremio cocalero– al corazón del Monzón.

Al cierre de esta edición, los erradicadores, resguardados por 300 policías y un contingente especial de las Fuerzas Armadas, eliminaron 700 hectáreas de coca y destruyeron cuatro laboratorios de elaboración de pasta básica de cocaína (PBC) en los centros poblados de Palo de Acero, Sachavaca, Mancuria y Cachicoto.

No se ha registrado violencia ni enfrentamientos, al menos hasta hoy. ¿Cómo y en qué momento se gestó esta insólita operación?

La captura de ‘Artemio’, el mariscal de campo del Valle del Huallaga, y los operativos de inteligencia policial que le quebraron el espinazo a la otrora poderosa Central Nacional Agropecuaria Cocalera del Perú (Cenacop) cambiaron el panorama.

El 13 de febrero del 2012, un día después de la captura de ‘Artemio’, la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Carmen Masías, llamó al presidente regional de San Martín, César Villanueva, y le preguntó si era el momento de actuar.

“Le dije que sí. La presencia de ‘Artemio’ generaba terror. Su caída lo cambió todo”, contó Villanueva a CARETAS.

Devida procedió a titular a 2,000 familias de Tocache, anteriormente sojuzgadas por ‘Artemio’. Fue un primer paso.

Las detenciones del alcalde del Monzón, Iburcio Morales, en 2010, y del tozudo presidente de la Cenacop, Eduardo Ticerán, en 2011, ambos acusados de apoyar a ‘Artemio’ y al narcotráfico, debilitaron al gremio cocalero.

Empezó entonces un proceso de sensibilización de varios meses en el que Masías, psicóloga de profesión, jugó un papel trascendental.

Ella visitó continuamente a 11 alcaldes y autoridades del Monzón y les habló sobre la imperiosa necesidad de dejar la coca ilegal y sembrar productos alternativos, como el café y el cacao.

Les habló de asistencia técnica, desarrollo y oportunidad. Llevó a ex cocaleros de Bolsón de Cuchara, en la margen izquierda del río Huallaga, que cultivan y exportan con singular éxito el cacao más fino y aromático del mundo, y estos hablaron de su experiencia.

Algunas autoridades del Monzón fueron trasladadas a San Martín para constatar in situ el “milagro” del que les hablaban y aquello, finalmente, originó que aceptaran voluntariamente el ingreso de los erradicadores, algo que hasta hace poco era impensable.

“Este es un hito histórico”, declaró Masías a CARETAS. “Al Monzón jamás se había entrado ni con erradicación ni con desarrollo”.

El gobierno de Ollanta Humala ha invertido por primera vez S/. 30 millones en el programa de interdicción. Es la primera etapa.

“Creo que si el gobierno sigue con esta tarea de liberar al Monzón del narcotráfico, finalmente el Huallaga se va a pacificar y se hará historia”, señaló el especialista de InfoRegión, Rubén Vargas.

El jueves 31, en el auditorio de la Cooperativa Naranjillo en Tingo María, Masías suscribió un acuerdo histórico con las autoridades del Monzón, en el que estos rechazaron al narcotráfico y al terrorismo, mientras Devida se comprometió a gestionar de manera inmediata la presencia de programas de asistencia social, salud y educación, además de la capacitación en programas de desarrollo alternativo.

Es cierto, como añade Masías, que las laderas del Monzón están degradadas por el narcotráfico, pero aún existen condiciones para cultivar frejol de palo, café y cacao. Por primera vez, después de tres décadas, la esperanza empieza a florecer entre los sembríos de coca. (Américo Zambrano, Álvaro Arce)