El libro «El modelo de desarrollo alternativo de la región San Martín. Un estudio de caso de desarrollo económico local” sistematiza dicha experiencia e identifica, primero, los factores que explican los resultados, tanto en la promoción del desarrollo productivo e inclusivo, como en la reducción de cultivos de hoja de coca.
En segundo lugar evalúa la sostenibilidad de las acciones realizadas y, por último, explora la posibilidad de ese modelo sea replicado en otros puntos del país o incluso fuera.
El grupo de investigadores, liderado por el exministro de Trabajo Fernando Villarán, analizó con un enfoque de desarrollo económico local los cambios registrados en los últimos 20 años en San Martín, en los niveles económico, social, político e institucional.
Puso especial énfasis en las acciones e interacciones de los actores económicos y sociales, como es el caso de los procesos de articulación empresarial, asociatividad, concertación público-privada y construcción de capital social.
También analiza la situación de seguridad en San Martín, la presencia de grupos terroristas y del narcotráfico, y su influencia en los conflictos sociales, así como sus efectos en el desarrollo económico y local.
El estudio señala que en la década de los ochenta Sendero Luminoso se suma al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en el sur de la región, dando lugar a que estas dos fuerzas se complementen con el narcotráfico y crean las condiciones para la ampliación de las áreas de cultivo de hoja de coca.
San Martín llegó a tener 30,000 hectáreas y se convirtió en el departamento con mayor producción cocalera del país. Perú, en esa época, era el mayor productor de coca en el mundo.
En la misma década se inicia la erradicación de cultivos y se experimentan las primeras acciones de desarrollo alternativo aunque, por sus propias debilidades y condiciones sociales y políticas adversas, las actividades no tuvieron mayor impacto.
El departamento del nororiente peruano retrocede en términos económicos, sociales e institucionales y se convierte en el de peor desempeño en Perú, explica la publicación.
En la década de los noventa se produce la derrota del terrorismo en el país, la erradicación de los cultivos de hoja de coca toma mayor fuerza y se mejoran las políticas y métodos del desarrollo alternativo, con un importante impulso de la cooperación internacional que incrementa sus recursos humanos y financieros, a los que se suma el Estado y el capital privado.
A fines de esa década se organizan las primeras cooperativas de comercialización y producción, en algunos casos industriales, de los cuatros productos estrella de San Martín: cacao, café, palma aceitera y palmito.
El cambio empieza cuando en la primera década de este siglo las organizaciones asociativas de los pequeños agricultores regionales obtienen una sustantiva mejora cuantitativa y cualitativa, logrando avances significativos en valor agregado, productividad y competitividad, principalmente, en palma aceitera y palmito.
“Pese a cierta conflictividad, sus esfuerzos se complementan con los de la gran empresa privada y los mercados internacionales presentan un comportamiento muy favorable para los productos regionales”, señala el documento.
El desarrollo alternativo llega a su madurez y se convierte en un conjunto de políticas, instrumentos y actividades en diversos campos, coordinados entre los múltiples actores económicos y sociales; es decir, se convierte en una propuesta de desarrollo integral.
Con esta confluencia de factores, agrega la investigación, los resultados no se hacen esperar y «la región muestra los mejores indicadores económicos y sociales del país».
San Martín es el departamento que más ha reducido la pobreza en todo el país en el período 2001-2010: bajó de 70 por ciento al 31 por ciento.
Solo en 2010, San Martín redujo la incidencia de pobreza en 13 por ciento, la mayor en el país, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
En términos económicos, el PBI regional ha crecido a un ritmo de 7 por ciento anual en los últimos diez años, siendo uno de los departamentos responsables del crecimiento nacional de 6 por ciento anual, el más alto en América Latina.
Señala asimismo que el sector Agricultura es el más importante en la economía regional participando con el 30 por ciento de su PBI y generando el 46 por ciento del empleo.
El buen desempeño de San Martín se hace todavía más notorio al compararlo con otros departamentos cercanos y con condiciones ambientales, climáticas, sociales y económicas similares, explica el estudio.
Mientras que en el período 2001-2009 los departamentos de Huánuco, Cajamarca, Pasco y Junín crecieron entre el 32 y 39 por ciento, San Martín lo hizo en 65 por ciento.
“Todas estas cifras no hacen sino confirmar el excelente desempeño de la región, prácticamente en todos los indicadores económicos, sociales e institucionales, explicando la calificación de este proceso como el ‘Milagro San Martín’, sobre todo, si se compara con el punto de partida, en la década de los ochenta», resalta la investigación.
Villarán sostiene que hay absoluta coincidencia entre las diferentes organizaciones que trabajan en el desarrollo alternativo y la lucha contra las drogas, en la cual los pequeños agricultores son los principales protagonistas.
“Este es el sujeto de todos los programas y actividades que se realizan y en el caso de la región San Martín ha tenido un comportamiento ejemplar», destacó.
Los pequeños productores agrícolas y sus familias son los que han decidido abandonar el cultivo de hoja de coca, con el riesgo de sus vidas, y migrar a cultivos sugeridos por los técnicos del desarrollo alternativo.
“Son los grandes protagonistas, es verdad que antes que ellos busquen el cambio tuvo que haber una decisión política y esta vino de la cooperación internacional. En segundo lugar, la participación del gobierno regional que apostó por el desarrollo alternativo e invirtió en infraestructura y asistencia técnica”, precisó.
Villarán expresó que, de acuerdo a la investigación, el denominado «Modelo San Martín» depende de nueve variables: estrategias y acciones de desarrollo productivo; voluntad de cambio de la población local y de sus instituciones; promoción directa de los pequeños agricultores a través de la asociatividad.
Otras variables son las acciones de erradicación de cultivos de hoja de coca; las inversiones productivas para darle mayor valor agregado a los productos agrícolas; las inversiones en infraestructura económica y social, y otras.
«Creemos que sí es posible replicar dichas variables en otras regiones y ello dependerá de la voluntad y el compromiso que exista y de las condiciones de cada una de ella», remarcó.
El documento fue posible gracias al apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas, el Gobierno Regional de San Martín, entre otras entidades.
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