Agentes de la Policía y del Ministerio Público desalojaron hoy a cerca de cien familias que se posesionaron en el denominado Mirador Turístico de Jacintillo, lugar considerado además, zona de amortiguamiento del Parque Nacional de Tingo María.
Lo sorprendente del caso es que cuando las autoridades acudieron a ejecutar la diligencia, el gobernador de ese lugar pretendió oponerse y, al parecer, era el más interesado en que se consumara la invasión.
Sin embargo, el fiscal le llamó la atención y le recordó severo, que debía que conducirse como autoridad sin propiciar el desacato a la ley.
Luego de la debida exhortación a los invasores, los invasores se retiraron de manera pacífica.
Sin embargo, antes de irse manifestaron su descontento y expresaron que las autoridades no se preocupan por el turismo y sólo hacen mención de ello cuando ocurren este tipo de hechos.
No pueden quedarse
Cabe resaltar que diversas autoridades de base se pronunciaron sobre la invasión de los terrenos del mirador turístico y coincidieron en indicar que no se debe permitir la ocupación de la propiedad pública ni privada, más aún cuando como en este caso, se trata de un área protegida por el Estado.
Hernán Pinto Jara, jefe de la Administración Técnica Forestal y de Fauna Silvestre, refirió que la situación geográfica, que presenta una falla geológica en el lugar, así como la consideración de ser una zona de amortiguamiento natural limita la presencia de invasores.
Por su parte representantes en la zona del Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (SERNANP), precisaron que al tratarse de un área protegida era imposible que se permita la invasión o usurpación, por lo que se imponía el desalojo como única medida.
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