El secuestro de los trabajadores del Proyecto Camisea ha puesto los reflectores sobre el papel que cumplen las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en casos de lucha contra el terrorismo aliado al narcotráfico. Así, se han conocido actos heroicos como el de la capitana PNP Nancy Flores Paúcar y actos reprobables como el abandono de suboficiales en una virtual zona de combate con los terroristas.
A estos hechos, se sumó una grave denuncia: la inexplicable demora en el equipamiento con tecnología de última generación de dos aviones de la FAP que habrían de ser destinados al valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE)
El coronel (R) de la Fuerza Área del Perú (FAP), Edmundo Cáceres reveló que en diciembre del 2009 se firmó un millonario contrato con una empresa israelí, para que estas aeronaves cuenten con sistema de rastreo de comunicaciones, detección infrarroja, detección del calor humano, entre otros, para reforzar la lucha contra el terrorismo en el VRAE.
“27 meses después, no tenemos nada. En los recientes sucesos su uso hubiera sido muy importante”, afirmó.