Perú 21. Alan García ya no existe. Desde ayer, de Ollanta Humala depende el curso de los acontecimientos políticos. Sus frentes inmediatos son el económico, donde la Bolsa colapsó, y el social, si es que en Puno reinician la huelga indefinida contra la minería. (¿Es viable el Perú sin minería formal?). En ambos escenarios está siendo ya puesto a prueba. Es que, al igual que si hubiese ganado Keiko, no había tregua posible.
Hay temas, solo un poco menos apremiantes, que debe también resolver en los próximos días, y tienen que ver con su gabinete. Los insistentes rumores de que Beatriz Merino pudiese ser su premier son alentadores. Pocas personas reúnen una visión moderna y liberal de la economía con un gran sentido de lo social, acrecentado durante su paso por la Defensoría del Pueblo.
Otros nombramientos decisivos: Cancillería. Nos acercaremos al ALBA o mantendremos el curso actual de nuestra política exterior (a mi juicio, lo mejor del gobierno de García). Anunciar que mantiene al equipo negociador en La Haya es urgente.
Defensa: hay justificados temores de retorno del militarismo. Se necesita un ministro de Defensa que establezca con claridad el rol de la autoridad civil sobre los institutos armados, como corresponde en democracia. Los mejores ejemplos: Loret de Mola con Toledo y Wagner con García.
Interior. Acá hay varios riesgos. El más grave: una militarización de la seguridad ciudadana. Pero, también, seguir conciliando con la abrumadora corrupción en el sector, que hace inviable cualquier política seria. Orden público es otro desafío. García fluctuó entre las dos peores alternativas: la inacción absoluta y la represión con muertos. ¿Qué hará Humala? En el tema de drogas sería peligrosísimo que los cocaleros definan la política y que terminemos con coca ilegal hasta en las macetas; pero también sería fatal que Devida siga siendo un mamarracho que no sirve para nada.
Finalmente, Justicia. Se necesita un jurista de verdad, que garantice la ley, la independencia de poderes y los derechos humanos. Alguien muy lejano, por ejemplo, al abogado vicepresidente Chehade, que ya nos ha dado muestras de lo peligroso que puede ser en estos temas. Basta recordar que hace pocos días dijo que los muertos de Madre Mía quizás estén vivos y en las filas de Sendero Luminoso y que los defensores de derechos humanos habían sobornado testigos para inculpar a su líder. (Parecido a Martha Chávez cuando La Cantuta).
Cada vez que el nuevo presidente escoja a alguien y deseche a otro estará dándole forma a su futuro gobierno. “Decisiones, cada día. Alguien pierde, alguien gana. ¡Ave María!” (Rubén Blades).