Si ustedes han estado leyendo los periódicos peruanos ayer y hoy, habrán visto bastante sobre las Islas Falkland. Ayer se realizaron ceremonias en las Islas, en Gran Bretaña y en Argentina para recordar a los civiles y a los muchos miembros de las fuerzas armadas de ambos países que perdieron sus vidas en la lucha que siguió a la invasión de las islas treinta años atrás.
Esta semana la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, viajó a Nueva York a hablar a los miembros del Comité de Descolonización de la ONU ayer. Lo mismo hicieron representantes de la Asamblea Legislativa de las Islas Falkland. Ellos explicaron cómo estaban hablando por la gente que vive en las Islas, algunas de las cuales han vivido allí por nueve generaciones. Ellos mencionaron la Carta de las Naciones Unidas y los principios consagrados en ella, de igualdad de derechos y auto-determinación. Los Isleños, cuyas familias son y fueron originarias de muchos países, quieren usar el referéndum que organizarán el próximo año para decirle claramente al mundo qué quieren ser.
La señora Fernández es una persona que dice que quiere hablar. Sin embargo, luego de la reunión de ayer se rehusó a aceptar una carta de los representantes de los Isleños en la que invitaban al Gobierno Argentino a conocer y escuchar los puntos de vista de la gente de las Islas Falkland. Ella ni siquiera aceptó estrecharles las manos. Héctor Timmerman, Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, tampoco aceptó recibir la carta. ¿Por qué ella no quiso hablar con ellos?, ¿Por qué no los quiere escuchar?
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