Luego de 15 años de negligencia y complacencia en el VRAE, llegó el momento de tomar el toro por las astas. Es evidente que los continuos incidentes y las diversas bajas que estos vienen ocasionando han despertado a la opinión pública sobre la absurda situación de permitir que se mantengan operativos remanentes de Sendero –con todo el riesgo que ello implica de un eventual recrudecimiento del terrorismo a nivel nacional– cuando, en realidad, un esfuerzo serio y sostenido por un par de años debería, finalmente, derrotarlos.
Más aún, son indignantes las historias de incompetencia o corrupción en todo lo relativo a adquisiciones militares, desde aviones espías estacionados porque el contratista no cumplió con lo que había acordado hasta raciones malogradas para los pobres soldados, pasando por chalecos antibalas que no habían sido adecuadamente terminados.
Al final, da la impresión de que las Fuerzas Armadas no pueden comprar ninguna provisión o equipo para el VRAEsin que la operación no termine en un escándalo o en una investigación.
Por otro lado, ante la ausencia total de cualquier apoyo o presencia estatal en una región donde los ingresos de los habitantes provienen principalmente del narcotráfico, Sendero está aprovechando el vacío para ganarse la lealtad de esa población. Incluso, para la gente del VRAE, el Estado es, únicamente, sinónimo de represión.
En el primer caso, para poder llevar a cabo una contraofensiva efectiva, hay que contar con Inteligencia, así que habría que exigirle a la Fuerza Área que habilite de una vez por todas a los aviones espías. También pedirle a la Policía que desarrolle la capacidad de infiltración que con ‘Artemio’ le dio tan buenos resultados.
Además, se debería postergar cualquier compra de armamento militar en general para priorizar la urgente adquisición de un par de docenas de modernos helicópteros blindados y artillados. Finalmente, en lugar de reclutas, enviar a la zona comandos cuajados y experimentados.
En paralelo, el Gobierno debería empezar a preparar un programa acelerado de inversión en infraestructura vial, así como en apoyo social, para ponerlo en marcha en la zona lo antes posible. Solo así se podrá lograr enterrar a Sendero con una derrota final.
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