Cusco: Proyecto textil colaborativo ‘Ser Pallay’ en galería artística del Valle Sagrado

CUSCO. Ser Pallay es un proyecto textil que gira en torno a la creación de kunan pallaykuna [iconografía textil andina contemporánea] y resulta de la colaboración entre ocho artistas tejedorxs asociadxs al Centro de Textiles Tradicionales del Cusco (CTTC): Alipio Melo (Pitumarca, 1989), Celia Sabina Pfoccohuanca (Accha Alta, 1985); Cintia Ylla (Chahuaytire, 1997); Cristina Ylla (Chahuaytire, 1997); Hermelinda Espinoza (Sallac, 2004); Luz Clara Cusihuaman (Chinchero, 2004); Miriam Quispe (Chinchero, 2006) y Norma Ojeda (Patabamba, 1980); y las artistas textiles María José Murillo (Arequipa, 1989) y Verovcha (Lima, 1994). El proyecto se construyó a través de una serie de encuentros semipresenciales entre setiembre y noviembre del 2021, que tuvieron lugar en las sedes del CTTC en la ciudad de Cusco y la galería Vigil Gonzales en Urubamba. 

Sobre la exhibición

I

El objetivo central de Ser Pallay ha sido generar un espacio para el intercambio de saberes, la colaboración  y finalmente la coautoría entre artistas que, si bien tienen orígenes y formaciones disímiles, comparten un  real conocimiento sobre la práctica de la tejeduría y el textil andino. El textil andino está constituido por  dos elementos indisociables: el pallay y la pampa. El pallay, cuya traducción más exacta al castellano sería  “diseño textil”, forma parte de un vocabulario complejo a través del cual las comunidades andinas expresan  sus formas de pensar y sentir en diversas piezas textiles que acompañan su vida cotidiana: la lliklla, el poncho, el chumpi, la chuspa, entre otros. El pallay es sólo posible gracias a su opuesto complementario – un  tejido llano y monocromático donde aún no ha “brotado” ningún diseño– llamado pampa. En la actualidad  el textil andino se crea, preponderantemente, en el telar de cintura; herramienta que se integra al cuerpo de  la tejedora o tejedor y que se caracteriza por un diseño simple y portátil. 

A pesar de la complejidad y riqueza de la tradición textil andina, la misma ocupa un lugar ambivalente en  las narrativas arte históricas locales. En efecto, siendo la tejeduría una expresión eminentemente femenina,  no figurativa, relacionada al cuerpo indígena y la fibra animal, no solo resultó inasimilable para la tradición  de las bellas artes europeas, sino que se convirtió en una práctica estética excluida –incluso– del proyecto  de el arte popular de Sabogal. Omnipresentes y a la vez invisibles, hacia mediados del siglo XX, el textil  andino fue “redescubierto” por las artistas de la Bauhaus Anni Albers y Sheila Hicks, convirtiéndose en  un pilar del diseño moderno.

En años más recientes el mundo del arte volvió su mirada hacia las prácticas  estéticas de los pueblos indígenas. En este contexto, el textil de los andes ha sido objeto de un renovado  y justificado reconocimiento que, sin embargo, no siempre está acompañado de un interés por entender el  papel que juega en las comunidades que lo producen, los saberes que condensa y la densidad de una historia  que se extiende hasta tiempos pre-incaicos. Nadando a contracorriente de esta tendencia a la fetichización  de la cultura material no occidental, una de las premisas más importantes de Ser Pallay ha sido la de generar  un espacio de diálogo e interlocución que de protagonismo a los conocimientos y preocupaciones de lxs  “Artistas tejedorxs del Cusco”6 agrupadxs alrededor del proyecto. 

II 

¿Puede el pallay andino, un lenguaje comunitario y ancestral, producir un testimonio crítico sobre el pre sente? Esta fue la interrogante que, luego de trabajar en diferentes ONG dedicadas a la promoción del  textil andino tradicional en Cusco, llevó a María José y Verovcha a proponer una primera conceptualización de Ser Pallay. Después de obtener el apoyo del Ministerio de Cultura del Perú, a través de los Estímulos Económicos 2021, el primer paso para hacer realidad el proyecto fue contar con el respaldo del CTTC; institución que publicó en sus amplias redes una convocatoria abierta invitando a lxs tejedorxs interesadxs a «participar de un proyecto cuyo fin era la creación de kunan pallaykuna a lo largo de una serie de talleres entre setiembre y noviembre».

Aunque el objetivo que reunió a lxs artistas estuvo dado de antemano, la metodología implementada durante los encuentros fue más bien exploratoria y estuvo basada en compartir experiencias personales y colectivas a través de la tejeduría. De hecho, para inaugurar las sesiones cada participante llevó un pallay significativo, que posteriormente se analizó en grupo desde perspectivas técnicas, formales y afectivas. De esta manera, el tejido se convirtió en una puerta de acceso a las formas de ver el mundo de lxs «Artistas tejedorxs del Cusco».  

Fue justamente en este proceso de examinar sus propias prácticas y la posibilidad de implementar nuevas  formas de retórica textil que lxs artistas tejedorxs dejaron claro que –aunque el pallay andino ha incorpora do nuevas significaciones, atributos formales y materiales propios del mundo contemporáneo– resiste como  un lenguaje ancestral. Para explicar esta condición se refirieron reiteradas veces a la idea de la temporalidad cíclica andina, poniendo énfasis en que la experiencia de vida contemporánea en los andes no se separa de lo  ancestral. Así, el pallay evidenció ser –a sus ojos– una continuidad cambiante capaz de entrelazar el pasado  con el presente. 

Combinando estas reflexiones con el hacer, lxs «Artistas tejedorxs del Cusco» produjeron las dos piezas  centrales que conforman la instalación textil Ser Pallay en la galería Vigil Gonzales. Los Kunan pallaykuna  son treintaidós tejidos individuales que giran en torno a cinco ejes temáticos8 que dan cuenta de la impor tancia de la conexión –personal y comunitaria– con la naturaleza en la cultura andina. Por otro lado, el Telar columna comunal es un urdido de cuatro metros de largo que emblematiza el espíritu colectivo del proyecto. Este telar viajó a través de las cinco comunidades de donde provienen lxs artistas tejedorxs: estuvo en Pitu marca con Alipio, en Chinchero con Miriam y Luz Clarita, en Chahuaytire junto a Cintia y Cristina, luego  pasó unos días en Accha Alta con Celia Sabina para visitar, posteriormente, a Norma en Patabamba, quien finalmente lo hizo llegar a manos de Hermelinda en Santa Cruz de Sallac.

Como si de un cadáver exquisito  tejido se tratase, en estas “paradas” cada tejedora o tejedor añadió un pallay en reacción al inmediatamente  anterior. Ahora bien, instaladas en la galería las dos piezas funcionan como un solo cuerpo en expansión. Así, lejos de ser un producto terminado, Ser Pallay está habitada por el proceso: una antesala registra los momentos más importantes de los encuentros que tuvieron lugar entre setiembre y noviembre (poniendo especial énfasis en el viaje del urdido colectivo); mientras en la sala intermedia hace su aparición el Telar columna comunal, que integrado a un telar de cintura, se extiende hasta la galería principal donde final mente nacen las constelaciones de los Kunan Pallaykuna, entrelazando las historias personales y colectivas.  

III 

Ser Pallay ha sido un proceso de aprendizaje para todxs lxs agentes involucradxs: artistas, curadora y  galería. Una voluntad de diálogo y transparencia, así como una preocupación porque el proyecto “actuara”  en el mundo real acorde con lo que estaba proponiendo a un nivel discursivo, orientó cada una de las deci siones tomadas. En esa línea, la apuesta más importante fue dar protagonismo a los saberes e intereses de  lxs “Artistas tejedorxs del Cusco”, quienes formaron parte de la mayoría de decisiones relacionadas con  exponer en una galería comercial de arte contemporáneo.

Este gesto, en apariencia simbólico, dio lugar una  serie de profundas redefiniciones, tanto en la manera en que normalmente se han concebido las relaciones  de colaboración entre artistas con formación académica y artistas tradicionales en nuestro medio; como de las jerarquías estéticas que diferencian el arte de la artesanía. El impacto que Ser Pallay tendrá sobre sus  artistas aún está por evaluarse. Sin embargo, a primera instancia es claro que el espacio de intercambio de  saberes generado en torno al proyecto ha producido vocabularios mixtos y colaborados que posicionan al pallay como una poderosa herramienta para dar cuenta del presente.  

Datos

Vigil Gonzales galería | Jr. Grau 654 – Urubamba | Valle Sagrado de los Incas 

Horarios: Martes – Jueves (Hasta el 22 de enero) / 11 – 6 pm (solo con cita, escribir a info@vigilgonzales.com) 

Si desea ver el catálogo de la muestra Ser Pallay haga click aquí.

 

*Texto de Florencia Portocarrero (Curadora de la muestra)