Cuñado de Beteta sí es narcotraficante

La República.  Lo condenaron a 10 años de cárcel bajo la falsa identidad de Luis Peralta. La justicia condenó a Luis Peralta Chuy a diez años sin saber que en realidad se trataba de Luis Egoávil y García, el cuñado “muerto” de la candidata fujimorista.

“Mi cuñado Luis Egoávil y García no es narcotraficante”, sostiene en su defensa la congresista Karina Beteta Rubín, quien postula a la reelección por el partido fujimorista Fuerza 2011. Ella niega la vinculación con el esposo de su hermana Luz Atencia Rubín para así cuestionar la investigación de presunto lavado de activos que le sigue el Ministerio Público.

Las autoridades han determinado, sin embargo, que Luis Egoávil y García es la misma persona que con el falso nombre de Luis Peralta Chuy purgó condena por tráfico ilícito de drogas. 

El 9 de agosto de 1984 Luis Peralta Chuy ingresó en el penal de Lurigancho acusado de pertenecer a una organización del narcotráfico. Recibió una pena de diez años de prisión que debía cumplirse el 6 de agosto de 1994. Las autoridades judiciales no sabían que Luis Peralta Chuy no era la verdadera identidad del narcotraficante sentenciado. En realidad se trataba de Luis Egoávil y García.

Narco doble cara

Durante la investigación fiscal por presunto lavado de dinero de la droga que se sigue contra Karina Beteta Rubín y su hermana Luz Atencia Rubín, el Ministerio Público solicitó a la Oficina de Criminalística determinar si Luis Peralta Chuy y Luis Egoávil y García eran la misma persona. Establecer la verdadera identidad era de extrema importancia porque Beteta asegura que sus bienes y los de su hermana no tienen origen en las actividades ilícitas del narcotraficante Luis Egoávil y García. La respuesta de la policía fue contundente.

Basándose en las huellas digitales que imprimió Luis Peralta Chuy cuando ingresó en el penal de Lurigancho para cumplir condena por narcotráfico, y las que registró Luis Egoávil y García cuando obtuvo sus documentos de identidad en 1973, 1988 y 1994, la Oficina de Criminalística concluyó, según copia del peritaje obtenido por La República: “Se ha establecido que existe identidad dactilar plena (entre Peralta y Egoávil)”.

Aparentemente, la relación amorosa entre Luis Egoávil y Luz Atencia fue fulminante. A principios de 1991, el falso Luis Peralta Chuy logró la semilibertad antes de cumplir con la condena de diez años. Muy poco después, el 9 de mayo de ese mismo año se casó con Luz Atencia Rubín, hermana de Karina Beteta. Egoávil había comenzado a rehacer su vida personal, pero no se retiró del negocio del narcotráfico.

Tras un año de matrimonio, el 9 de mayo de 1992 la policía antinarcóticos denunció a Luis Egoávil como miembro de una mafia que intentó exportar 34 kilos de cocaína. Extrañamente, cuando se encontraba en situación de prófugo por este nuevo caso su esposa Luz Atencia denunció que el 13 de julio de 1995 Luis Egoávil había “desaparecido”. Cinco años después, el 13 de julio del 2000, con la asesoría de su hermana Karina Beteta, Luz Atencia pidió al Poder Judicial que declarase la “muerte legal” de su marido.

“Reto a que me demuestren que  Luis Egoávil y García tiene antecedentes penales, o que estaba  buscado por la justicia. No es cierto. Es falso”, aseguró Karina Beteta.

La República tiene en su poder el atestado Nº 016-DA-JSRC, del 9 de mayo de 1992, que obra en el expediente del caso Beteta, donde se indica que Luis Egoávil y García –y su hermano César Egoávil García– es sindicado como integrante de una banda que se dedicaba “a la elaboración, procesamiento, posesión y transporte de cocaína con fines de comercialización a nivel internacional”.
Por supuesto, el caso continúa.

Enfoque

Un familiar íntimo e incómodo

Hay una pregunta que la candidata fujimorista Karina Beteta Rubín contesta de distinta manera. Al ser interrogada si sabía que su cuñado Luis Egoavil y García era o no un narcotraficante, ha respondido que ni ella ni su familia lo sabían. También ha dicho que no le constaba que lo haya sido. Y recientemente ha manifestado que Egoavil carecía de antecedentes por tráfico de drogas.

La verdad es una sola: Luis Egoavil y García purgó condena por narcotráfico con la falsa identidad de Luis Peralta Chuy, y una vez que salió en libertad, volvió a perpetrar el mismo delito con su verdadera identidad, Luis Egoavil y García, como consta documentalmente.

Sin embargo, Beteta acusa a La República, que ha recogido su versión sobre la investigación que le sigue el Ministerio Público por presunto lavado de dinero del narcotráfico, de publicar patrañas. La experiencia nos enseña que ante este tipo de acusaciones lo mejor es continuar con las pesquisas hasta encontrar la verdad. Y la verdad es que el cuñado de Beteta es narco.

Un muerto con mucho caché

El 23 de julio de 1984 Luis Peralta Chuy, de 30 años, natural de Huánuco, de profesión contador público, fue detenido por la policía cuando conducía su VW de placa FQ 3487, en San Juan de Miraflores. Cayó comercializando 3.665 gramos de clorhidrato de cocaína.

El 26 de febrero de 1988  el entonces 12º Tribunal Correccional de Lima, presidido por Blanca Nélida Colán, condenó a Peralta a 10 años, desde el 7 de agosto de 1984 hasta  el 6 de agosto de 1994.  En 1991 Peralta logró la semilibertad.

Cuatro años después, el 16 de agosto de 1995, Luis Peralta Chuy –quien el 9 de mayo de 1991 ya se había casado como Luis Egoávil y García– pidió a la 7ª Sala Penal de Lima la rehabilitación de sus derechos. El tribunal declaró improcedente la solicitud.

Lo que llama la atención es que Peralta (es decir, Luis Egoávil) requirió la rehabilitación un mes después que su esposa denunció que había sido secuestrado y desaparecido.