Expreso. En efecto y tal como lo ha señalado el jefe de la Delegación de la Comisión Europea en el Perú, Hans Alldén, la cumbre antidrogas propuesta por el presidente Ollanta Humala deberá hacer realidad el principio de la responsabilidad compartida en este crítico tema.
No es la primera vez que se toca esta reclamada responsabilidad común entre los países consumidores y los países productores de droga. En reiteradas oportunidades esta exhortación, aun cuando ha sido asumida por las naciones desarrolladas no ha encontrado el eco esperado en las decisiones de sus gobiernos. Pese a que es público y notorio que el problema es común, siempre los países consumidores han dejado a los productores con la totalidad de la carga como si no llegaran a entender que sin su gran demanda no existiría producción.
La responsabilidad común es una necesidad insoslayable. Si no se entiende así poco se avanzará al respecto, pues el problema del narcotráfico ha adquirido tales dimensiones y proporciones que solo una gran acción concertada podrá encararlo con alguna posibilidad de éxito. Es tal esa magnitud a las que nos referimos que personalidades de talla mundial vienen sugiriendo lo que a todas luces resulta un despropósito: la legalización de la droga como una forma última y desesperada de poner coto a la situación.
Reiteramos: sin demanda no hay oferta. En ese sentido urge que los países desarrollados hagan suya esta posición para que visualicen el problema en su genuino contexto. La droga que sale de nuestros países y va a Europa o Estados Unidos, bajo todas las formas imaginables de camuflaje y corrupción, no tendría los altos precios que tiene si no hubiera alguien dispuesto a pagar así por ella. Entonces no solo se trata de atacar el problema desde un frente, sino hacerlo en forma integral y sostenida combatiéndolo desde el lado de la oferta pero también del consumo, conscientes de que si golpeamos un extremo de la nefasta cadena, el otro se resentirá significativamente.
Perú es uno de los países de la región andina con mayor área de cultivo de hoja de coca, principal insumo para la elaboración de cocaína, que aumentó en los últimos años, según organismos internacionales. Es necesario que esta cumbre en el contexto señalado tenga planes concretos para luchar contra este flagelo, a fin de que no se quede solo en encuentros protocolares o en declaraciones liricas que no solo no resuelven nada sino que confunden porque dan la impresión de que se ha aprendido a vivir con esa lacra y todas sus consecuencias.
La cumbre en marcha será una oportunidad valiosa para decir ante los mandatarios de una u otra orilla, las cosas claras, demandando no ayuda altruista o desinteresada a los países desarrollados y consumidores, sino responsabilidad común en un problema que es común y que como tal debe resolverse. Preparémonos como debe ser para esta cita de gran nivel y de la cual necesitamos salir con la convicción de haber puesto las cosas en su sitio por el bien de todos.