Oxfam alertó de que para el 2100 la temperatura global en el planeta subirá hasta 4ºC y un total de 4 mil millones de personas en el mundo sufrirán escasez de agua si no se alcanza una meta global de reducción de emisiones de CO2.
La mencionada institución aseguró que los líderes mundiales «están a punto de suspender su primer examen sobre cambio climático desde la Cumbre de Copenhague», en referencia al vencimiento del plazo para que los países presenten sus objetivos de reducción.
En el encuentro se acordó que las temperaturas deberían mantenerse por debajo del umbral peligroso de los 2º C, pero «los líderes no han sido capaces de establecer unas metas adecuadas».
Para Oxfam el enfoque «de abajo a arriba», en el que los países establecen sus propias metas, no conseguirá establecer las reducciones de emisiones necesarias.
Por ello, propone alcanzar una meta global de reducción de emisiones «basada en la ciencia» de manera que las contribuciones nacionales a la meta global se calcularían según la responsabilidad histórica de cada país en la crisis climática y según su capacidad económica para hacerle frente.
Esto significaría que, por ejemplo, Europa debería reducir sus emisiones al menos en un 44% con respecto a los niveles de 1990 hacia el 2020, en vez de sólo hacerlo en un 20%, como proponen, según explica la ONG.
«Se calcula que los compromisos de reducción de emisiones de los países ricos suponen una disminución de entre el 12 y el 18 por ciento con respecto a los niveles de 1990, lo que representa una tercera parte de la reducción que se necesita por parte de los países ricos para mantener las temperaturas bajo control», afirmó la organización.
Asimismo, Oxfam considera que «los países ricos deberían también proporcionar 200.000 millones de dólares al año hacia el 2020 para ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse y reducir sus emisiones», a pesar de que el acuerdo contempla presupuestar sólo 100.000 millones de dólares anuales.
Para el portavoz de Intermón Oxfam, José Antonio Hernández de Toro «el próximo gran test será ver si los líderes mundiales serán capaces de destinar la financiación climática prometida». Además, recordó que «cada año de retraso supone que unas 150.000 personas más mueren y 1 millón de personas se ven desplazadas como consecuencia del cambio climático.»