Es muy notable como un alcalde que se encuentra en la misma mata del conflicto ha tenido el coraje y la honra de decir que no podemos retroceder a que el mal tenga que ganar más terreno, que el desarrollo de nuestro terruño tenga que estar supeditado al poderío del mal, que bien que tengamos a gobernantes que de esta manera sacan el pecho para poder decir a todo el mundo que primero está nuestro desarrollo y no el terror que puedan sembrarnos.
Que mal, muy mal, despreciablemente mal, que desde Lima tenga que existir una tremenda cobardía para que no pueda avanzar el desarrollo, no es simplemente un mero discurso, o tal vez poses de falso heroísmo que se pueda tener en la zona del Vraem, sino que tenemos un desarrollo sostenible en una zona que realmente quiere su desarrollo, quiere su paz, y lo único que encuentran en el Estado que debería defenderles es una tremenda cachetada y estar azotados por el terror, en nombre de un grupo de personas que creen que con sus ideas erróneas podremos llegar al verdadero desarrollo sostenible.
No podemos darle discurso o falsas victorias a estos señores, que lo único que buscan es poder generar mayor terror a nuestras zonas más vulnerables y crear de esa manera el retraso de nuestro desarrollo como Vraem.
Se decía que para que se tenga esta carretera, donde generaciones completas han muerto exigiéndolas, han creído en los gobiernos que han pasado y que les han jurado, como por allí decía una «cucufata» ayacuchana, «por sus hijas y no nos va defraudar», en alusión al expresidente Alan García; sin embargo nos defraudó; parece que también pasa lo mismo con el actual presidente de la República, esperemos que no sea así.
Si tanto nos quejamos que en el Vraem se ha tejido las redes más oscuras del narcotráfico y todas sus lacras que surgen por esta (prostitución, trata de personas, tráfico de armas), diciendo que los pobladores del Vraem no son los que animan a desarrollar una región productiva, en el amplio sentido de la palabra. Entonces tenemos un gobierno que no va a servir para poder contra y frente a frente, combatir a este flagelo, pues su flaqueza demuestra que Sendero Luminoso está ganando la guerra. Esa guerra que se ha vuelto prolongada en nuestra región.
A cumplirse los 10 años del informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, este tipo de hechos muestran que no hemos aprendido de nuestros errores, que ante el terror lo único que ofrecemos es más retraso, menos desarrollo y probablemente un campo muy fácil donde pueda anidar estas ideas negativas para el estado de derecho, donde Sendero Luminoso es el que más gana, y el pueblo ayacuchano-peruano, es el que pierde de lejos.
Si dicen que estamos yendo a la victoria y tenemos grandes logros en la luchan antiterrorista en el Vraem entonces, ¿por qué debemos de dejar que el desarrollo no avance? O acaso es cierto que realmente no existe una estrategia política y militar en la zona; si es así mejor pongamos «las barbas en remojo» y dejémosle la posta a los que sí creen que pueden hacerlo mejor.