Como un presidente municipal que comparte todo lo que Dios le ha dado, así quiere Layín que lo recuerden, por eso organizó la fiesta más grande de que San Blas tenga memoria, solo para festejar sus 44 años.
Hilario Ramírez Villanueva invitó a 50 mil personas. Comida y cerveza hasta saciar, y para el baile, El Recodo, que hasta le tocó «Las mañanitas». Poncho Lizárraga lo abrazó y le dijo que, igual que de los nayaritas, también es amigo de los integrantes de su banda.
La fiesta del alcalde que gobierna por segunda vez en San Blas costó 15 millones de pesos. Invitó a gente de todo Nayarit y se extendió a Jalisco y Sinaloa, además de Estados Unidos. En su empacadora de mango se montaron sillas para 10 mil y se solicitó apoyo de la policía de San Blas, del estado y de Protección Civil; al menos 50 elementos para garantizar la seguridad.
Layín agradeció a su amigo el gobernador Roberto Sandoval por el operativo de seguridad, quien no pudo acudir porque «lo mandó llamar el Presidente de la República».
Después de supervisar que todo estuviera listo para arrancar el festejo, aseguró a MILENIO que solo pagó 250 mil pesos, pues el resto fue costeado por sus amigos y ni un peso salió de la presidencia municipal para la celebración que organiza desde hace 27 años.
«Layín tiene muchos amigos y muchas regalías, la presidencia no pagó nada. Es una administración ciudadana y este festejo es a mi gusto», dice. Para la comida que se realizó en su empacadora, se compraron 50 mil cartones de cerveza y cocinaron 50 cabezas de res para birria, aunque los ganaderos de la región le regalaron 120. En total, el gasto estimado fue de 15 millones de pesos. Tan solo para seguridad pública, el municipio tiene un presupuesto anual de 15.9 millones.
Contrató dos bandas regionales y al Recodo, que cobra por presentación 1.2 millones de pesos. Regaló miles de latas de cerveza y platos de birria a la gente que llegó en camiones rentados desde otros municipios del estado.
Pocos llegaron de San Blas y se notó cuando el presentador de los grupos pidió a la gente que levantara la mano para identificar de dónde venían. Cuatro horas después de que se abrieron las puertas apareció el festejado en el escenario con su ya tradicional camisa a cuadros blanca con azul, desfajada y desabotonada del pecho, y su sombrero.
Inició la presentación del Recodo y, después de tocarle «Las mañanitas», Layín agradeció a la gente que lo acompañó. Bailó en el escenario con mujeres a las que subía cargando. A una de ellas le levantó el diminuto vestido, lo que arrancó carcajadas.
«Mañana van a salir chingaderas en redes sociales, pero no hagan caso. Yo soy un agricultor. De cada dos pesos que gano, uno es para la gente y otro para mí, y a veces los dos son para la gente, porque a mí me gusta ayudar, yo nací para ayudar», dijo entre trago y trago a su bote de cerveza.
Este año se colocaron 70 metros de alambrado para cercar la empacadora y se pavimentó el acceso. Para el siguiente Layín quiere invitar a Vicente Fernández y para ello ampliará aún más su terreno, hasta un riachuelo ubicado en la parte de atrás sobre la carretera. En 2017, cuando invite a Los Tigres del Norte, prometió que se extenderá más allá del río.
Los comentarios están cerrados.