Creciente concentración de la tierra

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hizo un llamado el 5 de abril a “mejorar el reconocimiento de los derechos de tenencia de la tierra y su distribución como un paso necesario para erradicar el hambre y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe”.

Según un informe publicado por la organización humanitaria Oxfam en noviembre del 2016, titulado “Desterrados: Tierra, poder y desigualdad en América Latina”, “la desigualdad económica y social es uno de los mayores lastres que impiden a las sociedades latinoamericanas alcanzar el desarrollo sostenible y supone un obstáculo para su crecimiento económico. En la región, 32 personas privilegiadas acumulan la misma riqueza que los 300 millones de personas más pobres. Esta desigualdad económica está íntimamente relacionada con la posesión de la tierra, pues los activos no financieros representan un 64% de la riqueza total”.

“La distribución de la tierra es un problema histórico y estructural en América Latina; desde hace dos siglos, este tema como ningún otro ha provocado guerras, desplazamientos, conflictos sociales, hambre y desigualdad”, sostiene Oxfam.

América Latina tiene la distribución de tierras más desigual del planeta, asegura la FAO. El coeficiente Gini —que mide la desigualdad, donde 0 es la igualdad perfecta y 1 la desigualdad perfecta— aplicado a la distribución de la tierra en la región alcanza el 0.79, superando ampliamente a Europa (0.57), África (0.56) y Asia (0.55).

“En Sudamérica la desigualdad es aún mayor que el promedio regional —alcanzando un coeficiente de Gini de 0.85—, mientras que en Centroamérica es levemente inferior al promedio con un coeficiente de 0.75”, señala la FAO.

Aurelie Brès, oficial de Tenencia de Tierras y de Recursos Naturales de la FAO, precisó que “la tierra en manos de pequeños propietarios ha sufrido una disminución importante, situación que afecta principalmente a las mujeres, que sólo poseen el 8% de las tierras en Guatemala y 31% en el Perú, tierras que suelen ser de menor tamaño y calidad de las que poseen los hombres”.

Actualmente, la concentración de tierras ha aumentado a un nivel más alto del que existía antes de los procesos de reforma agraria que emprendieron varios países latinoamericanos, a lo cual se suma que un 23% de las tierras en la región son manejadas o están en manos de pueblos indígenas.

“Extensas superficies de bosques, pastos, costas y otros recursos de propiedad comunitaria han sido arrebatadas a sus legítimos dueños ancestrales, cuyos derechos territoriales a menudo son vulnerados”, indica Oxfam. “Como resultado, hoy la concentración en el reparto y control de la tierra es aún mayor que antes de ponerse en marcha políticas redistributivas en la década de 1960. Pero el dominio de la tierra se ejerce de muchas formas, más allá de la propiedad. El alquiler, las concesiones, la producción bajo contrato o el control de eslabones estratégicos en las cadenas de valor adquieren cada vez más importancia y han reconfigurado el poder en torno a la tierra a través de un complejo sistema de relaciones comerciales, políticas y financieras.

La FAO ha recomendado a los países latinoamericanos mejorar la gobernanza de la tenencia de la tierra, los bosques y la pesca y enfrentar la creciente concentración de tierras como aspecto fundamental para reducir la pobreza rural y cuidar los recursos naturales.

Fuente:

Noticias Aliadas.