UCAYALI. El 6 de marzo de 2020, el Gobierno de entonces confirmaba el primer caso de coronavirus (Covid-19) en el Perú: un paciente varón de 25 años de edad, con antecedentes de haber estado en España, Francia y República Checa. Un mes después, se reportó el primer caso en Ucayali, siendo la última región en donde llegó el Covid. Hoy somos los primeros en el ranking nacional en padecer un sistema de salud colapsado.
El foco de atención sobre la evolución de los casos Covid en Ucayali se centró en Pucallpa, donde a la vez se concentra gran parte de los servicios especializados y personal médico de la región. La atención del paciente cero fue una muestra de la carencia de preparación frente a la pandemia en la región. Esta persona fue ingresada por la sala de emergencias del Hospital Amazónico de Yarinacocha sin ninguna medida de protección y aislamiento, aun cuando ya había una alerta nacional sobre el nuevo coronavirus.
Tres semanas más tarde, 9 personas del personal médico del hospital que estuvieron en contacto con ese paciente enfermaron de Covid-19. En las siguientes semanas la pandemia se expandió por casi toda la región. Las últimas zonas donde se registraron los contagios fueron Purús y Yurúa, ambas ubicadas en fronteras, con casos detectados por la llegada de indígenas contagiados en Brasil y Pucallpa, respectivamente.
Al inicio de la pandemia, la Diresa Ucayali concentró sus escasos esfuerzos y recursos en Pucallpa, donde la pandemia tuvo el mayor impacto en su inicio. La crítica situación que atravesó Ucayali, la segunda región de la Amazonía más importante del Perú, acechada por la pandemia puede resumirse con una imagen: la de Lady Rengifo, una desesperada mujer que el pasado mes de marzo corrió tras la camioneta donde viajaba el gobernador Francisco Pezo y le gritó que fuera al Hospital Amazónico, a la zona donde está el Centro Covid para que comprobara el colapso.
La imagen se viralizó a nivel regional y con ella la impotencia de no poder hacer mucho para salvar a su marido, que dos días después de aquel suceso falleció por el Covid-19.
¿Cómo llegó esta región, que fue la última en reportar casos Covid, al colapso de su sistema de salud?
Si partimos de las cifras, al igual que en el resto del país, notamos que hay un desfase entre las estadísticas del Ministerio de Salud (Minsa) y la Dirección Regional de Salud (Diresa-Ucayali). Para esta última entidad, hasta la fecha en esta región se han reportado 47 834 casos confirmados, y 2 469 fallecidos; sin embargo, para el Minsa son 31 720 casos y 3020 muertos por el Covid-19.
De acuerdo con la Diresa, los casos se incrementaron con rapidez a partir de la quincena del mes de marzo del 2021, cuando eran 2 543 casos y 354 los fallecidos. Desde entonces, los hospitales comenzaron a colapsar, y se debió acondicionar carpas en los estacionamientos de los otros centros médicos. Además, empezó a faltar el oxígeno y las medicinas.
Las razones de tal colapso del sistema de salud, según el decano del Colegio Médico de Pucallpa, Favio Sarmiento, responden a la falta de personal médico, la poca previsión desde el gobierno regional, la idiosincrasia de la población y la falta de un liderazgo claro en la región que obligó al Ejecutivo a tomar el control de la pandemia a través del Ministro de Salud, Oscar Ugarte.
Desde el 15 de marzo del 2020, cuando el Ejecutivo decretó el estado de emergencia y dictó el aislamiento domiciliario se buscó disminuir los contagios. Dicha medida fue cumplida parcialmente en varias partes del país, incluso en Ucayali. Conforme pasaban los meses y la población se quedaba sin recursos económicos, la población comenzó a salir a las calles. “Muchos lo hicieron por necesidad de trabajo”, dijo Teodoro Apaclla Limaco, decano del Colegio de Economistas de Ucayali.
Añadió que la región tiene 70 % de la población cuyo trabajo es informal, lo cual ha contribuido a la situación actual. “Esa población se desempeña (trabaja) del día a día y esta pandemia los ha afectado tanto que han tenido que desplazarse diariamente por necesidad para generar ingresos y sostener a sus familias. En ese contexto se han contagiado, en el contacto con otras personas”, explicó.
A la economía informal se suma el poco cumplimiento de las normas por parte de la población. Cuando se detectó que el transporte público y los mercados eran focos de contagio, se restringieron ambas actividades en la región. Sin embargo, Oscar Mendoza, presidente de la Federación Médica de Ucayali, dijo que ambas decisiones causaron el efecto contrario y aumentaron la diseminación del virus, debido al incumplimiento de la población.
“El cierre del transporte y de los mercados han sido medidas que no se acataban y las personas que trabajaban en los mercados empezaron a irse a las zonas populares sin tomarse las pruebas rápidas porque no habían, y así se ha ido diseminando el virus hasta llegar a un contagio comunitario”, dijo Mendoza.
Añadió que casi toda la población ucayalina está contagiada de la enfermedad, sobretodo los adolescentes y jóvenes, quienes durante la pandemia hicieron de las suyas en las reuniones sociales. Advirtió que para esta tercera ola ya no serán los ancianos la población vulnerable, sino los jóvenes, quienes muchos de ellos, hoy se debaten entre la vida y la muerte sobre una cama UCI.
“Han sido meses difíciles. La pandemia se ha llevado amigos, familiares y compañeros que apreciábamos mucho. Recordar es volver a vivir, dicen, pero, sin duda, volver a recordar lo que fue la pandemia en su pico más alto es algo que nadie quiere, porque sólo nos arrastra a recordar el dolor. Se viene una tercera lucha, habrá que ponernos nuevamente la capa de héroes para salvar la vida de la población, mi único consejo como amigo y médico es: quédese en casa”, concluyó con este mensaje Oscar Mendoza, uno de los médicos del Hospital Amazónico que sobrevivió al Covid.
Fuente: Diario Ímpetu