El analista en temas de narcotráfico y seguridad Rubén Vargas consideró que controlar el ingreso de kerosene al valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) rompería la cadena de produccón de la pasta básica y el clorhidrato de cocaína y desalentaría al campesino que habita en las cuencas cocaleras a seguir cultivando este producto ante la poca demanda que se generaría, por lo que se reducirían las hectáreas de cocales.
«La importancia de no permitir que se desvíen los insumos químicos a los laboratorios de cocaína y de pasta base radica principalmente en que esto serviría como un elemento que desalentaría el crecimiento de los cultivos de coca», opinó en entrevista con el programa radial Diálogo Ciudadano que emite INFOREGIÓN todos los fines de semana en los valles de Alto Huallaga y de los ríos Apurímac y Ene.
«Si en las cuencas cocaleras se controlara y no ingresasen las actuales cantidades de kerosene y de los otros insumos quimicos, esto haría que no exista la demanda que actualmente hay por la hoja de coca y lograría que -en efecto cadena- no sigan creciendo los cultivos de hoja de coca», explicó Vargas Céspedes en el espacio periodístico de análisis que también se emite en Puerto Maldonado.
En esa línea, recordó que para que la hoja de coca termine en cocaína necesita de insumos químicos, por lo que la falta de estos traería como consecuencia una baja en su precio, lo que «seguramente desalentaría a los agricultores campesinos de las cuencas cocaleras de seguir cultivando hoja de coca».
El problema del kerosene en el VRAE
«Adicionalmente, si se controlara el kerosene, la acetona o cualquiera de estos insumos químicos importantes, inmediatamente sus precios se elevan y esto dificulta a los narcotraficantes porque también sus productos se encarecen», reiteró.
El analista refirió que en el VRAE la comercialización y transporte del kerosene no han desaparecido pese a que esto se encuentra prohibido por el Gobierno desde el año pasado, lo que se constituye en un serio problema en el combate contra la producción y el tráfico ilícito de drogas. Dijo que lo único que ha sucedido es un incremento en el precio del combustible por los sobrecostos que implica ahora su ingreso al Apurímac – Ene.
«[El kerosene] sigue comercializándose de manera libre en el VRAE y solo ha ocurrido un incremento en su precio. Antes de la prohibición el galón de kerosene oscilaba entre los 15, 20 y a veces hasta 25 soles, pero después de la prohibición se ubicó inmediatamente en 40 soles y ahora hay un precio que oscila entre los 50 y 60 soles el galón», detalló.
«Esta subida en el precio no obedece a la escasez del producto, sino que es consecuencia de los costos o sobrecostos que tienen los traficantes de este insumo en el transporte, es decir, en las zonas donde la autoridad controla y la corrupción está presente y los narcotraficantes tienen que pagar mayores montos por transportar las grandes cantidades de este combustible», indicó.
«El problema en el VRAE es que el kerosene sigue ingresando sin ninguna dificutad, no ha menguado su ingreso y el narcotráfico sigue teniendo a la mano este insumo importantísimo que es usado en la fabricación de la pasta base», puntualizó.