Como positivo fue considerado el incremento de la presencia del Estado en la zona del Valle del Río Apurímac y Ene, VRAE, incluyendo el patrullaje militar y sobrevuelo de aeronaves de las fuerzas del orden que está arrinconando a los remantentes senderistas que operan en la zona.
«El Ejército está intentando pasar a la ofensiva en la lucha antisubversiva, que durante cinco años fue abandonada en la región facilitando que la facción radical de Sendero Luminoso amplíe su zona de intervención, no solo en el VRAE sino también hacia las zonas altoandinas que son rutas del narcotráfico», afirmó el analista Rubén Vargas.
El experto opinó que se espera que estas acciones den resultados efectivos y concretos contra los remanentes terroristas que han estado asesinando impunemente a los policías que luchan contra el narcotráfico.
Sin embargo, lamentó el estado de abandono en que se encuentran aquellos luchadores civiles contra el terrorismo, como los miembros de los comités de autodefensa que resultaron heridos, o los familiares de los caídos en la lucha contra la democracia.
«Los gobiernos de turno abandonaron esta región, y por eso el senderismo y el narcotráfico han hecho y siguen haciendo de las suyas en el VRAE, esa es una deuda que no ha sido honrada adecuadamente» estimó Vargas.
El abogado afirmó que muchos Comités de Autodefensa tienen el ánimo de luchar por la pacificación de la región, y el Estado debería considerarlos en sus estrategias contra la subversión.