Conservar el ambiente y prevenir desastres naturales, por PPK

En primera plana de las noticias está la interrupción de la Carretera Central por huaicos y las enormes inundaciones en el sur del Perú, zona que sufría de sequía hasta recientemente. Cada año se repite con diversas intensidades el mismo escenario. Y cada año alrededor del mes de agosto tenemos los estragos del friaje en la sierra sur: víctimas humanas, animales que se mueren y otros graves daños.

La variada y accidentada geografía del Perú explica estos acontecimientos. Además, estamos en una de las zonas sísmicas más activas del Cinturón de Fuego del Océano Pacífico que va desde el sur de Chile hasta Alaska y contorna el este de Asia para terminar en Nueva Zelanda. Es una zona de nuestro planeta altamente impredecible. Lo único que nos falta son huracanes, los cuales felizmente no llegan aquí.

Pero tenemos otros tipos de desastres ambientales causados por el hombre. El más reciente ha sido el rompimiento del Oleoducto Norperuano en dos puntos en Amazonas y en Cajamarca, con serios daños ambientales. A pesar de que el ducto cruza zonas complejas y que tiene ya 40 años de vida, no se hizo a tiempo el mantenimiento preventivo necesario, el cual debe ser parte de las políticas de cualquier corporación responsablemente manejada. El responsable en este caso es Petro-Perú. Este ha sido un desastre probablemente evitable, el resultado de error y negligencia humana.

Otro desastre del cual se habla muy poco es el de la basura. A pesar de esfuerzos locales, el Perú no tiene una política nacional de manejo de la basura: reciclamiento, botaderos sanitarios, control de las riberas de los ríos y de los lagos, y demás políticas elementales. Estas carencias desembocan en gravísimos problemas, como vemos por ejemplo recientemente en Juliaca, creciente ciudad en la cual el botadero municipal causa fugas de líquidos contaminados al lago Titicaca y hoy enfrenta invasiones contiguas de habitantes que buscan nuevos terrenos que no estén contaminados, justo al lado del botadero.

Urge adoptar nuevas políticas prácticas para prevenir estos desastres ambientales. Sugerimos algunas:

1. El actual gobierno ha progresado bastante en el tema de los preparativos contra sismos, pero tenemos que revisar qué más tenemos que hacer. Cada barrio debe tener un jefe delegado del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) con radio, acceso a un depósito con agua embotellada, frazadas y medicamentos básicos, los cuales se deben ir reciclando periódicamente.

2. En el caso de los huaicos recurrentes en la Carretera Central todos conocemos las medidas necesarias, que no son baratas: cubrir las partes más sensibles de la carretera con obras de concreto armado, construir deslizaderos en esas mismas áreas, habilitación de las carreteras alternativas (vía Canta, Oyón y Yauyos), porque hoy ninguna de estas alternativas puede llevar el tráfico pesado entre Lima y el centro del país. Debemos estudiar y promover la construcción del túnel Chicla-Pachachaca que evitaría el pase por Ticlio –naturalmente este tampoco es un proyecto barato–.

3. Construcción inmediata vía concesión o asociación público-privada del Ministerio de Agricultura con empresas locales, de granjas de emergencia en la sierra sur para prevenir los estragos del friaje. Estas son construcciones simples con cortinas deslizables que mantienen estas granjas con el calor de los mismos animales.

4. Forestación de dos millones de hectáreas en las cejas de los glaciares occidentales de los Andes: entre los 3.700 y 4.200 metros de altura promoveremos la forestación con pinos y en las partes altas con queñuales, para atraer lluvia, absorber carbono, y frenar, en la medida de lo posible, la inmensa desglaciación que está en marcha en todo el mundo, la cual será especialmente dolorosa en el Perú.

5. Nuestro plan de gobierno proyecta en un plazo de siete años que todos los pueblos y ciudades del Perú tengan cobertura de agua potable las 24 horas en todas las viviendas, y la implementación de sistemas de desagüe tratados en todo el país. Es también un proyecto costoso, que representaría una inversión total a los precios de hoy de unos S/50.000 millones. Pero pensemos que hoy las principales empresas públicas de saneamiento pierden entre fugas y conexiones clandestinas cerca de la mitad del agua que procesan (salvo Sedapal, con pérdidas menores): reducir esta pérdida aseguraría una financiación saludable para este programa.

6. Implementación de una política nacional de control y tratamiento de la basura. Ya existe en el papel pero lamentablemente las municipalidades pobremente financiadas y en muchos casos con deficiente administración no cumplen con estas políticas. La clave es una reforma de los impuestos prediales y arbitrios, a través de un censo territorial y el cambio en las actuales políticas que permiten evadir el impuesto mientras los predios estén todavía en construcción. Si tenemos gobiernos locales mal financiados y mal manejados, seguiremos siendo un país que no llega a la modernidad.

El Perú enfrenta la paradoja de tener la fuente más grande de agua fresca en la Amazonía, pero al mismo tiempo la carencia de agua potable aún en zonas rodeadas de ríos: Iquitos, Bagua, Pucallpa, Cajamarca, Puno y Juliaca, y muchos otros casos más. Debemos preservar nuestro bosque amazónico, que absorbe las emisiones de carbono del mundo. Felizmente, el actual gobierno ha concluido un acuerdo con el generoso gobierno de Noruega, a raíz de la Conferencia del COP 20 en Lima el 2014, que nos ayudará a preservar nuestros bosques. Pero lo que nos falta es más organización: nuestro problema no es el de recursos financieros, es el de falta de organización promovida por la informalidad que hoy impera en el país, desde nuestras más altas esferas gubernamentales hasta la mayoría de las empresas en nuestro Perú.