Representantes de once comunidades nativas, nueve asociaciones de agricultores, 34 concesiones mineras en procesos de formalización y los alcaldes de Laberinto e Inambari, provincia de Tambopata y de Huepetue, provincia del Manu, constituyeron el Consejo Consultivo de Desarrollo Económico Local de la Provincia de Tambopata.
«Se busca fortalecer y articular a las organizaciones de productores con las instituciones privadas y públicas y así propiciar el desarrollo económico de estas provincias”, afirmó Juan Carlos Navarro Vega, secretario general de la Asociación Caritas Madre de Dios.
El Consejo Consultivo persigue también reducir el conflicto por el uso de la tierra y así evitar el uso de la violencia. Además, se impulsará la cogestión responsable de los recursos naturales. La conformación de este grupo de trabajo se realiza dentro del proyecto “Respuestas Pacificas para el manejo Inclusivo y Uso Equitativo del Territorio” impulsado por Caritas Madre de Dios.
Asimismo, a través de esta iniciativa, se busca promover las innovaciones tecnológicas y el acceso al financiamiento y soporte técnico con la participación del MINAN+CAF, Agrobanco, Procompite, Innovate Perú, entre otras entidades.
Las organizaciones involucradas se encuentran en el denominado “Corredor Minero” y sus contornos, área situada en la región Madre de Dios. En la zona abundan los conflictos por la actividad minera, el comercio informal y el uso de la tierra.
Los beneficiarios del proyecto son también los que impulsan el Consejo consultivo. Luis Pérez Sánchez, miembro de la comunidad de San Juan y productor de plátanos y cacao, dijo que hace años que “realizaban la agricultura tradicional, con muy baja producción, pero ahora con la tecnificación y mecanización de los suelos, estamos mejorando nuestra producción”.
La conformación de este grupo de trabajo fue el resultado del seminario “Oportunidades para el desarrollo sostenible en el sector rural” del proyecto “Respuestas Pacificas para el manejo Inclusivo y Uso Equitativo del Territorio”, el cual fue impulsado por Caritas Madre de Dios con el respaldo de Catholic Relief Service – CRS y la Comisión Episcopal de Acción Social – CEAS y el financiamiento de Usaid.