Han pasado ya 20 años desde la Conferencia de las Naciones Unidas realizada en Rio de Janeiro en el año 1992, en la cual se sentó las bases de lo que simboliza el desarrollo sostenible. Sin embargo, los avances en este materia demuestran que aún hay un camino largo por recorrer, por lo que el llamado de las Naciones Unidas invita a los estados, la sociedad civil y a los ciudadanos a sentar las bases y fortalecer los compromisos políticos, siendo los principales temas en la discusión en Rio+20: la economía verde como base del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y la creación de un marco institucional para el desarrollo sostenible.
Rio+20 representa una única oportunidad para renovar los compromisos respecto al desarrollo sostenible en el cuál se haga una reflexión para repensar los modelos de vida y la utilización responsable de los recursos que son limitados y hoy se hace necesario adoptar nuevos modelos económicos y de desarrollo, en los cuales se logren incluir y complementar dimensiones económicas, sociales y ambientales, considerando aspectos culturales y políticos bajo el nuevo esquema de una economía verde que significa economía baja en carbono, eficiente en recursos y socialmente inclusiva.
La economía verde actualmente existe como concepto pero es necesario definir la ruta para operativizarlo, lo cual significa una inversión anual de alrededor de 1,3 billones de dólares a partir de ahora hasta el 2050. Asimismo, hay que considerar que el alivio a la pobreza está ligado a la gestión racional de los recursos naturales debido a que los servicios de los ecosistemas constituyen un componente significativo en el sustento de las comunidades rurales pobres.
Igualmente, en la transición global hacia una economía verde, es necesario establecer objetivos y metas específicas para poder articular acciones concretas a nivel internacional con plazos fijos así como fortalecer el marco institucional de desarrollo sostenible, y abordar una hoja de ruta para establecer objetivos de desarrollo sostenible coherentes.
No podemos dejar de lado la importancia de esta reunión internacional puesto que esta ocasión representa una oportunidad impostergable para definir el futuro que queremos, en la cual la transición a la economía verde que sea el paso una nueva era, para poder identificar qué cambios se hacen necesarios y que bases son las que se requieren, en el cuál los ciudadanos adquieran un rol más protagónico para renovar el compromiso por el desarrollo sostenible que piense en el futuro repensando la relación hombre y mundo, considerando que somos frutos de la naturaleza y que tenemos responsabilidades con ella, por lo que salvar a la tierra es salvarnos a nosotros mismos, siendo una cuestión de ética ya que el cambio climático simboliza la multiplicación de las vulnerabilidades a los pobres, quienes por cierto, paradójicamente viven en contacto con la naturaleza.