SAN MARTÍN. La presidenta de la Federación de Pueblos Indígenas Kechua, Chazuta, Amazonas (Fepikecha), Marisol García Apagüeño, miembro de la comunidad nativa kichwa Túpac Amaru, ubicada en el distrito Chazuta (San Martín), abordó el desafío que enfrentan las comunidades indígenas de San Martín para acceder a fondos y convocatorias de organizaciones comprometidas con la conservación ambiental y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas amazónicos.
Empoderamiento a las comunidades indígenas
Esta situación se debe al desconocimiento técnico y a la falta de capacitación en la elaboración de proyectos, lo que provoca que las comunidades, sus líderes y lideresas pierdan numerosas oportunidades y financiamiento. Por este motivo, Fepikecha pretende formar un equipo técnico de profesionales y aliados para puedan guiar y ayudar a los habitantes de las comunidades que representa, especialmente a las mujeres.
«En nuestras comunidades hay mucho potencial. Aunque este año postulé y gané una beca del Programa de Mujeres Indígenas de la Amazonía, promovido por la ONG Conservación Internacional (CI), podríamos desarrollar diferentes proyectos para que otras hermanas postulen en futuras convocatorias y de otras organizaciones. La iniciativa de consolidar un equipo técnico puede replicarse en las demás provincias, como Lamas o El Dorado, también en el pueblo Shawi, donde las mujeres son las más olvidadas de la región San Martín», señaló.
Articulación en beneficio de las mujeres
La Coordinadora de Desarrollo y Defensa de los Pueblos Indígenas de la región San Martín (Codepisam) ha estado trabajando un protocolo contra la violencia hacia la mujer y el grupo familiar. Uno de los aspectos fundamentales de este conjunto de normas es empoderar a las mujeres, a través de talleres y capacitaciones. De ese modo, se les proporcionará herramientas para participar de manera activa en la toma de decisiones y generar sus propios ingresos.
Según Marisol García, quien formaba parte del consejo directivo de Codepisam, una de las bases de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep); desde que comenzaron con el desarrollo del protocolo, sólo han podido conversar con tres mujeres shawi, por lo que han coordinado encuentros para involucrar a más de ellas.
«El protocolo es un compromiso que se inició en el 2021. A partir de entonces hemos estado articulando con las mujeres de distintas comunidades de la región y con otros residentes. El documento, que será uno solo, tendrá al menos tres ramas: kichwa, shawi y awajún, porque cada pueblo tiene sus lineamientos al ejercer su justicia indígena», anotó García.
La también socia de la asociación Sinchi Warmikuna (que en español significa mujeres fuertes) explicó que el texto incluirá el sistema legal convencional (justicia ordinaria). Este será el aspecto compartido. Sin embargo, posteriormente, las comunidades definirán sus normas de acuerdo a su propia cultura.