Comprueban venta de kerosene de la FAP al narcotráfico en Iquitos

El Comercio. En la mañana de ayer se conoció que la División de Operaciones Especiales de la Dirección Antidrogas (Dirandro) intervenía un pequeño envío de combustible refinado que tenía como destino las pozas de maceración de cocaína en la selva loretana.  Se trataba solo de 33 galones, un monto pequeño. Sin embargo, un dato tomó relevancia: procedía de una base del Grupo Aéreo N°42 de las Fuerzas Armadas del Perú.

El tráfico de combustible

La intervención se hizo a 30 metros del portón principal de la Sub-base Aérea FAP Nanay. Nemías Danny Ruiz Shapiama (34) fue detenido justo antes de partir con un mototaxi lleno de bidones de kerosene turbo jet.

Horas antes de su captura había recibido el pedido de un cliente a quien cobró S/.13 soles por galón. “Ven en dos horas“, le dijo. Entonces, acudió a su contacto dentro de la base aérea y adquirió lo necesario. Cargó un mototaxi y esperó. Justo allí, los efectivos de la Dirandro, que le hacían seguimiento hacía 3 semanas, lo detuvieron.

En un primer momento negó todo. Aseguró que transportaba los bidones por un favor que le hacía a un amigo, y que desconocía el contenido de estos. Horas más tarde, en la sede de la Dirandro, un oficial entraría a la oficina del coronel PNP Jorge Ángulo y le anunciaría que Ruiz Shapiama había aceptado hablar. “Está llorando. Dice que va a cantar“, dijo el oficial.

El negocio

En sus declaraciones a la Fiscalía Antidrogas de Loreto, el detenido Ruiz Shapiama confesó que solo era un mediador. Que primero recibía los pedidos de sus clientes y luego negociaba con oficiales de la sub-base aérea FAP por el kerosene. Señaló que lo hacía hace meses.

Afirmó que el combustible que adquiría era de las reservas que la FAP y la Marina de Guerra utilizan para abastecer sus hidroaviones. Pagaba S/.8 por galón de kerosene turbo jet a oficiales que no identificó con nombre y apellidos, pero que sí podría hacerlo visualmente.

Luego, él vendía la gasolina a S/.13. El valor de cada galón de este combustible refinado alcanza los S/.40 en ciudades de frontera con Colombia como El Estrecho, o de la Triple Frontera con Colombia y Brasil como Santa Rosa o Caballococha.

Al ser requerido por este diario,el coronel Jorge Ramírez Malca, jefe del Grupo Aéreo N°42, solo declaró que iniciarán las investigaciones correspondientes y colgó el teléfono.

El combustible preferido

El combustible Turbo Jet es muy refinado. Su uso está fiscalizado ya que además de alimentar aviones o helicópteros, puede usarse para producir cocaína de alta calidad.

En las pozas de maceración intervenidas en julio, en la operación Trapecio Amazónico 2011, en la Triple Frontera, se encontraron restos del mismo combustible. En Iquitos solo es posible conseguirlo en el aeropuerto local, la planta de refinamiento de Petro-Perú o las bases aéreas de la FAP.

Más datos

Enfoque. Rubén Vargas. Analista

El combustible turbo jet A1 es un kerosene de alta calidad utilizado para abastecer aeronaves. Con este se produce la cocaína de más alta calidad.

El mes pasado, la División de Operaciones Especiales de la Dirección Antidrogas (Dirandro) informó que el 20% del combustible turbo jet A1 es destinado para la producción de cocaína en el Perú.

El 13 de julio se denunció que Fredy Marcelo Hurtado, dueño de un grifo en Satipo, habría comprado más de 3.500 galones de turbo jet A1 al Ejército Peruano en el VRAE. Abastecía en grandes cantidades a productores de cocaína.

Enfoque.  Rubén Vargas. Analista

Corrupción ayuda al narcotráfico

Esta denuncia no es una novedad. El problema de la corrupción en las Fuerzas Armadas en las zonas productoras de droga es un hecho cada vez más cotidiano, que viene desde los años 80. Ese es el gran riesgo que tiene la decisión de entregar a las FF.AA. el control de la lucha contra el narcotráfico en el VRAE.

Somos el primer productor mundial de cocaína pero no hay violencia como en México. Es que el narcotráfico utiliza dos instrumentos, la corrupción y la violencia. Si es que hubiera una reacción fuerte contra el narcotráfico, tendríamos violencia. Aquí le va bien a ese negocio. Solo se incauta el 2% de insumos químicos y el 7% de la producción de cocaína.

El problema del narcotráfico se va a encender en la frontera. Si no se puede luchar contra el narcotráfico en el centro del territorio, el trabajo en frontera es más difícil.