El 26 de junio conmemoramos el Día Internacional de la Preservación de los Bosques Tropicales y en esta fecha destacamos la importancia de estos ecosistemas para todos los seres vivos. Estos albergan la mayor biodiversidad del planeta y proveen a las personas y animales de servicios ecosistémicos esenciales para la vida, tales como la producción de oxígeno, la regulación del ciclo del agua y del clima, así como espacios de refugio y recreación.
Según datos de la WWF, más del 25% de los medicamentos modernos y el 80% de los alimentos naturales (como el cacao, el arroz y la palta) provienen de los bosques tropicales. Estas cifras cobran aún mayor relevancia en el contexto actual de emergencia sanitaria por el COVID-19, y ante los impactos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria de las poblaciones que dependen del bosque y de sus recursos, tanto de las zonas rurales como urbanas del país.
El Perú es reconocido por ser el 4° país en el mundo con mayor cobertura de bosques tropicales (con aproximadamente 73 millones de hectáreas); no obstante, también es el 5° país que más deforesta luego de vecinos como Brasil y Bolivia (Global Forest Watch, 2019). Esto debido a los altos índices de informalidad e ilegalidad que existen en la Amazonía, donde se dan actividades como la minería y tala ilegal, los cultivos ilícitos y la agricultura migratoria de pequeña escala.
Ante los retos que presentan los bosques tropicales para poder mantenerse en el tiempo (y ser resilientes), es válido como sociedad preguntarnos “y, ¿qué podemos hacer para conservarlos?”. Existen diversas maneras de ayudar a mantener los bosques, sea desde acciones individuales a iniciativas colectivas. Algunas de ellas son:
- Practicar una ciudadanía ambiental activa y vigilante. Desde nuestro rol ciudadano estamos en nuestro derecho (y responsabilidad) de vigilar que nuestras autoridades trabajen por el bienestar de los bosques y de quienes los habitan. Acciones ciudadanas pacíficas como pronunciamientos y hashtags de tendencia en Twitter han logrado retirar propuestas legislativas que ponían en riesgo la salud de estos ecosistemas, como fue el caso del Proyecto de Ley 06641/2020, que buscaba crear condiciones para desarrollar la minería artesanal y aluvial en la Amazonía.
- Apoyar proyectos de conservación o de manejo forestal voluntario. Campañas como las de Arbio y Reforestamos por Naturaleza (RxN) te permiten apoyar iniciativas de conservación voluntaria a través de la adopción de un árbol. A la fecha, RxN ha promovido la adopción de más de 5700 árboles nativos y, con esas donaciones, ha permitido la sostenibilidad de 13 iniciativas de conservación en 4 regiones del país (Amazonas, San Martín, Loreto y Pasco).
- Incentivar el turismo sostenible, inclusivo y responsable. En este contexto de emergencia sanitaria, el turismo de naturaleza y el turismo comunitario son actividades que ofrecen un triple impacto positivo: estas permiten no solo explorar destinos con espacios abiertos (para mayor seguridad sanitaria), sino la oportunidad de reconectar con la naturaleza, y apoyan el desarrollo de la población local que se dedica a conservar el bosque. Puedes conocer más de 60 sitios de conservación a lo largo de todo el Perú en la guía de viajes “La Ruta Natural”.
- Consumir productos que apoyen el aprovechamiento sostenible de recursos (agro)forestales. Impulsar prácticas de agroforestería es una de las maneras de frenar la deforestación y degradación de más bosques amazónicos y permite aprovechar, en una misma área, especies forestales, cultivos y ganadería. Iniciativas como el Proyecto AgroFor, apoyan al Estado peruano en hacer más atractivo y escalable la implementación de contratos de Cesión en Uso para Sistemas Agroforestales (CUSAF) en la Amazonía. Las CUSAF permiten formalizar y mejorar los medios de los agricultores familiares amazónicos a través de prácticas agroforestales que promueven la conservación y restauración de los bosques.
Por Andrea Bustamante / Fuente: Actualidad Ambiental
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