El aislamiento social, como medida de prevención ante el avance del COVID-19 en el Perú, ha generado diversos cambios en la vida familiar y laboral de las personas. Lograr un balance entre esos dos aspectos ocasiona, muchas veces, frustración y desgaste emocional.
Para Roberto Pérez Vélez, subgerente de Desarrollo Social del Programa de Gobierno Regional de la Municipalidad de Lima, estos dos sentimientos conllevan al estrés, sumado a la incertidumbre, debido al contexto en el que vivimos.
“En términos de trabajo bajo la modalidad remota, las personas pueden disminuir su productividad y sufrir serias afecciones relacionadas a la salud, debido a este nuevo escenario, que ha cambiado la manera de compatibilizar la vida familiar y laboral”, refiere el especialista.
Pérez Vélez considera que debemos identificar qué es lo que nos genera estrés, y para ello recomienda establecer metas razonables. “Muchas veces queremos abarcar varias cosas a la vez y no hacemos ninguna. Colocar los pendientes por orden de prioridad y tener en claro los objetivos es esencial”, afirmó.
También aconseja que, en medio de la jornada de trabajo, tomemos un tiempo de descanso para instaurar una pausa activa. Luego de unos minutos de desconexión laboral, tendremos una actitud diferente para afrontar las tareas adecuadamente, informó la Municipalidad de Lima a INFOREGIÓN.
Asimismo, la incorporación de hábitos saludables en nuestra rutina disminuirá la tensión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar a diario mínimo 30 minutos de ejercicios físicos. En ese sentido, también es importante mantener una alimentación sana y saludable, en la que predominen las verduras y frutas.