Colombia advirtió hasta en cuatro oportunidades sobre presencia de las FARC en nuestro territorio

De acuerdo a una investigación del diario “El Tiempo” de Colombia, los organismos de inteligencia peruanos sabían de la presencia de integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, en territorio nacional, debido a que fueron alertados hasta en cuatro oportunidades  por el gobierno colombiano.


 


De acuerdo a un informe de la unidad de investigación del diario más importante de Colombia,  el gobierno de Álvaro Uribe advirtió, hasta en cuatro oportunidades, a los organismos de inteligencia del Perú sobre la presencia de milicianos de las FARC en Perú.


 


La información precisa que el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, la principal agencia de inteligencia colombiana, envió al presidente colombiano Uribe un informe confidencial y detallado que documentaba sobre  43 alertas dadas a seis países, uno de los cuales, era el Perú.


 


Sin embargo, como se recuerda el ministro de Defensa, Ántero Flores-Aráoz, negó dicha presencia, y en declaraciones públicas aseguró que «no había información de avistamiento de columnas de las FARC o uniformados o material de guerra» en territorio peruano, al tiempo que dejó entrever que a lo mejor podía “haber infiltración de gente vestida de civil».


 


La versión del ministro peruano se produjo luego que el ex alcalde del distrito fronterizo de Putumayo en la provincia de Maynas, Loreto, Víctor Reátegui, asegurara  que durante su gestión (1997-2006) constató como un hecho recurrente la presencia de las FARC en territorio peruano.


 


Además, la revista Caretas hizo hincapié recientemente en el notorio incremento de sembríos de hoja de coca en la zona del Putumayo, que estaría siendo financiada directamente por las FARC.


 


Es conocido  que las FARC, han dejado de lado su primigenia ideología y sean convertido en operadores del narcotráfico.   


 


Así, tienen sus  propios cultivos de hoja de coca, así como laboratorios de procesamiento de droga, y en muchas de sus zonas de influencia, monopolizan  la compra y la venta de la droga, establecen precios fijos y tienen sus propios stocks que canjean por armas del mercado negro internacional.