AMAZONÍA. Con un acto solemne virtual la COICA, la organización indígena más grande del mundo, celebró sus 37 años de lucha en defensa de la Amazonía y sus pueblos originarios.
La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica está integrada por organizaciones indígenas de los 9 países amazónicos, incluyendo a más de 511 pueblos indígenas, de los cuales 66 son pueblos en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI).
Bajo el lema “Amazonia viva, humanidad segura”, protegen alrededor de 240 millones de hectáreas de bosques, y demandan la titulación de 100 millones de hectáreas aún no reconocidas legalmente por los Estados.
Asimismo, son un actor fundamental en la lucha contra la crisis climática y la progresiva pérdida de la biodiversidad mundial, debido al rol de primera línea que los pueblos indígenas juegan en esta lucha.
La COICA es una organización indígena de convergencia internacional que orienta sus esfuerzos a la promoción, protección y seguridad de los pueblos y territorios indígenas.
Ello lo hace a través de la defensa de las formas de vida, principios y valores sociales, espirituales y culturales de los pueblos indígenas amazónicos.
Su preexistencia se enmarca en la defensa de la vida y de la Amazonia para continuar como semilla en la tierra y conservar los bosques para un planeta vivo que asegure la continuidad de las generaciones presentes y futuras.
¿Cómo nace la COICA?
La COICA nace durante el I Congreso de la Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica celebrado el 14 de marzo de 1984 en la ciudad de Lima, Perú.
En dicha reunión participaron las organizaciones nacionales: AIDESEP (Perú); la CONFENIAE (Ecuador); la CIDOB (Bolivia), la ONIC (Colombia) y la UNI (Brasil).
Nace con una profunda convicción espiritual y el marcado propósito de defender sus aspiraciones y derechos como pueblos originarios, con la determinación de luchar por continuar siendo parte del mundo y de la Naturaleza.
En dicho congreso fue elegido como presidente Evaristo Nungkuag Ikanan, del pueblo Awajúm, en representación de AIDESEP, y actuó en el período germinal de la COICA de 1984 a 1992.
Lima fue la ciudad sede de la COICA hasta 1992 y en 1993 se cambió a la ciudad de Quito, en Ecuador, donde tiene domicilio permanente hasta la actualidad.
El II y III Congreso fueron espacios de articulación y consolidación de los diferentes niveles organizativos.
El IV Congreso, realizado en Manaus, Brasil, en noviembre de 1992, eligió a Valerio Grefa Uquiña como Coordinador General, sustituyendo a la figura del Presidente.
En este mismo Congreso, se afiliaron nuevas organizaciones: ORPIA (Venezuela); OIS (Surinam); APA (Guyana); FOAG (Guyana Francesa); y COIAB (Brasil) en sustitución a la UNI. Posteriormente OPIAC (Colombia) reemplaza a la ONIC.
Una historia por escribirse
La historia de la COICA es más que una sucesión de hechos oficiales. Es la historia de cada una de sus organizaciones en su lucha por construir herramientas eficaces para lograr la defensa de sus derechos.
La historia incluso trasciende a las propias organizaciones porque de acuerdo a la cosmovisión integral de los pueblos amazónicos la vida de sus pueblos se vincula con los seres espirituales que habitan los bosques amazónicos.
Una nota de la COICA destaca que a diferencia de otras regiones en costas y andes que fueron violentadas por los procesos de conquista europea, los pueblos indígenas amazónicos «resistimos con la ayuda de nuestros espíritus, la sabiduría de nuestros ancestros y la conducción de nuestros líderes».
Por este motivo, «cuando hablamos de historia no podemos reducirla a una cronología de episodios como el mundo occidental está acostumbrado» puntualiza la COICA.
«Nosotros vemos la historia como la manera de relacionarse con el mundo. La acumulación de los conocimientos y sabidurías que nos han ido transmitiendo los padres de nuestros padres y que nosotros pasaremos a nuestros hijos».
Esto plantea el enorme desafío de recoger los relatos de los pueblos, la historia de las organizaciones y los episodios históricos que relatan los acontecimientos que han vivido los pueblos en contacto con los invasores.
Esa historia continúa viva debido a que el avance de la colonización de la Amazonía presigue con nuevas modalidades y genera impactos que amenazan los territorios, los bosques, la vida y la espiritualidad de la Amazonía.
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