Lucio Batallanos, gerente de Medio Ambiente de DEVIDA, alertó sobre la gran cantidad de agroquímicos que los cocaleros utilizan para elevar los niveles de productividad en los cultivos de coca ilegal que van al narcotráfico.
Precisó que para lograr altos niveles de productividad, los cultivos de coca destinados al narcotráfico son sometidos a la aplicación de frecuentes y altas dosis de agroquímicos, entre ellos fertilizantes, herbicidas, insecticidas y fungicidas.
“Se estima que anualmente se aplica alrededor de 700 mil litros de agroquímicos a los cultivos de coca destinados al narcotráfico, envenenando ríos, suelos y depredando la flora y fauna de nuestra Amazonía Peruana”, indicó.
Batallanos criticó la falta de conciencia de los productores de coca y señaló que esta gran cantidad de sustancias químicas persisten un tiempo en el suelo agrícola y luego se trasladan a los cursos de agua y de allí a la biodiversidad y a la población al consumir sus alimentos, ocasionando en unos casos la depredación inmediata y en otros enfermedades y mortandad por acumulación de toxinas.
El experto precisó que en el informe “Monitoreo de Cultivos de Coca. PERU 2009” de la Oficina Contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas, ONUDD se alerta que “se habla muy poco de los grandes volúmenes de agroquímicos que emplea el productor cocalero para elevar los rendimientos de hoja y por lo tanto de la producción potencial de clorhidrato de cocaína”.
Según el informe, “la alta tecnología del cultivo -mayor número de plantas por hectárea- acompañado de un intenso uso de agroquímicos ha hecho que la producción de hoja de coca se incremente y posibilite la mayor producción potencial de cocaína, que para el 2008 fue de 302 toneladas métricas”.
Batallanos recordó que el exceso de fertilizantes en el agua ocasiona la pérdida de oxígeno en el agua por la reproducción desmedida de algas y causa mortandad de las especies acuáticas.
Indicó asimismo que los insecticidas, algunos de ellos prohibidos por el Ministerio de Agricultura, depredan a las especies benéficas polinizadoras, dispersoras de semillas y de aquellas que cumplen la función de controladoras de plagas.
Otro riesgo es el serio peligro en que se encuentra la salud de la familia rural por el uso indiscriminado de agroquímicos y que ocasiona una exposición directa del agricultor a la contaminación por manejos indebidos y manipulación de los productos sin las medidas de protección apropiadas.
Finalmente Batallanos alertó que estas hojas de coca, sometidas a la aplicación intensiva de agroquímicos no son aptas para el consumo humano y constituyen un serio riesgo para la salud por lo que reclamó una certificación orgánica del producto para asegurar que serán aprovechadas sus propiedades medicinales.