Perú21: Ya no queda duda sobre cuál es el verdadero programa del flamante jefe de Devida, Ricardo Soberón, el cual no contempla la erradicación ya que esta es “ilegal, inconstitucional, injusta y arbitraria” de acuerdo a lo que se le ha escuchado decir en un reciente audio.
Por otro lado, tampoco sería su objetivo el estrechar la cooperación con los Estados Unidos, ya que considera que el más grande error de la política antidrogas ha sido, justamente, que el Perú ha seguido sus dictados y, por lo tanto, se debería de buscar un ‘rotundo cambio’.
Más bien, lo que se confirma en su presentación ante el 8vo Congreso dela CONPACCP, organización que él afirma, increíblemente, que nunca habría asesorado pese a toda la evidencia; al contrario, es su intención de crear un movimiento político cocalero al plantear la unidad de todos ellos. Asimismo, propone su formalización institucional para que sus dirigentes se puedan mover en el país para coordinar con productores y buscar su movilización.
Asimismo, es evidente su admiración por Evo Morales, quien llegó al poder empujado por un movimiento callejero de los cocaleros que derribó al entonces presidente elegido democráticamente. Un pésimo antecedente pero que, sin duda, le gustaría emular dado los “muy buenos resultados” que, según él, habría logrado el mandatario boliviano.
De cualquier manera, lo que ha quedado confirmado es que el Sr. Soberón solo tiene a los cocaleros en su agenda de trabajo. Con lo cual no vemos cómo va a poder lograr reconciliar esa posición con el interés de la enorme mayoría de peruanos para quienes el narcotráfico no es un comprador para una ilegal producción de coca sino un cáncer que está infectando a nuestra sociedad con su corrupción.
Más aun, nos parece una alarmante señal que el gobierno haya decidido hacer de este equivocado nombramiento una prueba de su capacidad para resistir la presión de los medios, cuando en realidad es fundamental lo que está en juego. El fortalecimiento de un movimiento que busca legalizar el cultivo de coca traería como consecuencias un fuerte incremento en la producción y, al ocurrir, gracias a la complicidad gubernamental, también estaríamos camino al aislamiento internacional. Como es, justamente, el caso del “exitoso” mandatario boliviano. La obstinación de Humala por mantener a Soberón en su cargo le terminará costando caro a todos los peruanos.