«Coca: ¿Luz Verde?»

A partir de la propuesta lanzada por el escritor Mario Vargas Llosa para la legalización del comercio de las drogas, la doctora Pilar Frisancho publica hoy en Caretas una amplia columna sobre los efectos de la cocaína en el organismo humano.

Coca: ¿Luz Verde?

Esos esqueletos ambulantes de mirada perdida con los que uno se cruza cada vez con mayor frecuencia, en algunos casos antiguos conocidos, son evidencia de un dramático aumento del consumo de cocaína en nuestro país. A propósito de las recientes propuestas de Mario Vargas Llosa sobre su despenalización, sigue un resumen desde el punto de vista médico de sus efectos sobre organismo y cerebro.

El consumo de cocaína en el Perú ha aumentado en los últimos años, incluso ha superado como droga de inicio a la marihuana en la juventud. ¿A qué debe ese poder de atracción? Esta y muchas preguntas quedarán sin respuesta por la falta de información o porque cerramos los ojos a una realidad que está presente. Justificamos el consumo de diversas formas, y lo más penoso es que desconocemos los efectos adversos en nuestro organismo, que van desde el daño cerebral hasta la impotencia.

Se requiere comprender las diferentes etapas por las cuales una persona pasa desde que entra en contacto con la droga hasta que se convierte en adicto y por lo tanto dependiente de ella.

El uso de la cocaína tiene una variedad de efectos dañinos en el organismo. La cocaína contrae los vasos sanguíneos, dilata las pupilas e incrementa la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Puede también causar dolor de cabeza y complicaciones gastrointestinales tales como dolor abdominal y náuseas. Ya que la cocaína tiene la tendencia a disminuir el apetito, muchos adictos pueden sufrir también de desnutrición.

Las diferentes maneras de consumo de la cocaína pueden ocasionar diferentes efectos nocivos:
– Cardiovasculares, como irregularidades en el ritmo del corazón (arritmias y taquicardias) y ataques cardíacos.
– Problemas respiratorios que causan dolores en el pecho y dificultades para llenar de aire los pulmones.
– Efectos neurológicos que producen embolias, convulsiones y dolores de cabeza.
– Complicaciones gastrointestinales que generan dolores abdominales y náuseas.
– Aumento de la presión arterial y temperatura del cuerpo.
– Síntomas físicos como visión nublada, fiebre, espasmos musculares, convulsiones y estado de coma.
– Disminución de la libido e impotencia sexual.

De otro lado, se pueden considerar consecuencias por inhalación regular, como pérdida del sentido del olfato, hemorragias nasales, problemas al tragar, ronquera e irritación general del tabique nasal. Somos testigos de adictos que pierden el tabique nasal. Cuando se ingiere, la cocaína puede causar gangrena (muerte paulatina de las células) en los intestinos, debido a que reduce el flujo de la sangre y, finalmente, al reducir el consumo de alimentos causa pérdida de peso y mala nutrición.

Independientemente de la forma o la frecuencia del uso, el consumidor de cocaína se expone a tener una emergencia cardiovascular o cerebrovascular aguda, como un ataque al corazón, o una apoplejía o ataque al cerebro, que pueden resultar en muerte súbita. Las muertes relacionadas con la cocaína son a menudo el resultado de una convulsión o un paro cardíaco seguidos de un paro respiratorio.

El uso de drogas múltiples es común entre los consumidores de drogas o de alcohol. Cuando las personas combinan dos o más drogas psicoactivas, tales como la cocaína y el alcohol, están agravando el peligro, ya que se produce el etileno de cocaína, que está asociado con un riesgo mayor de muerte súbita que si se usara la cocaína sola.

Finalmente, luego de conocer estos efectos y el creciente número de consumidores tanto en Lima como en el interior del país, donde el consumo de cocaína no está penalizado, considero que lo más importante para controlar la creciente demanda es continuar con las políticas de prevención hoy centralizadas por Devida. (Por: Pilar Frisancho)

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