“La minería constituye una actividad económica que impacta de modo irreversible a los glaciares, los cuales representan las mayores reservas de agua dulce del planeta”, afirma el informe “Glaciares y Minería: Continúa la Destrucción de los Glaciares”, publicado en el 2013 por el Programa Chile Sustentable, red de organizaciones y defensores del medio ambiente.
En Chile existen 24,130 glaciares con una superficie total de más de 23,680 km², equivalente al 86% del total de los glaciares en Sudamérica. La exploración y explotación minera ha ocasionado la destrucción de importantes ecosistemas de montaña como salares, vegas y bofedales de altura, señala el estudio.
“Las actividades mineras responsables de ello, han sido la apertura de caminos; el uso de explosivos; el derrame de aceite, petróleo y tóxicos sobre glaciares; la remoción masiva de hielo con maquinaria pesada; la sepultación de glaciares bajo botaderos de estériles, lo cual acelera su velocidad de deslizamiento debido al mayor peso; y contaminación y acidificación de las aguas producto de la reacción química del material de descarte en contacto con la atmósfera”, agrega.
El 70% de la población chilena se abastece de agua que proviene de las zonas alto-andinas, particularmente de los glaciares. Además, los glaciares mantienen el balance hídrico y climático de las cuencas, aportando agua a ríos, lagos y napas subterráneas.
La industria minera sostiene que es posible sustituir un glaciar con la construcción de un embalse que reemplazaría su función de acumulación y regulación hídrica.
Para Chile Sustentable, ese argumento es erróneo ya que si bien un embalse proporciona agua en años de sequía, no puede hacerlo en periodos largos de escasez hídrica.
Aunque el uso del agua en la industria minera representa solo el 3% del suministro de agua de Chile, numerosas concesiones y operaciones mineras se ubican en zonas de escasez hídrica, como es el caso del desierto de Atacama, en el extremo norte.
Uno de los casos más emblemáticos de destrucción de glaciares ha sido el proyecto binacional Pascua Lama para explotar un yacimiento de oro y plata ubicado debajo de tres glaciares que comparten Chile y Argentina en la parte norte de ambos países. El proyecto, a cargo de la minera canadiense Barrick Gold, estaba calculado en US$8.5 millardos.
La presencia de la mina, que había iniciado sus actividades en el 2009, generó las protestas de los pobladores de las localidades agrícolas en Chile ante el daño que podría causar a los glaciares que alimentan los ríos de los que se abastecen. En el 2013, un juez de la ciudad chilena de Copiapó ordenó la paralización de la obra debido a infracciones ambientales relacionadas con la destrucción de los glaciares y contaminación de los recursos hídricos. Poco después la empresa anunció la suspensión de las actividades de Pascua Lama.
Sin ley de protección
De hecho, actividades como la construcción de caminos e infraestructura y la instalación de depósitos de desechos mineros amenazan directamente a los glaciares.
Frabrice Lambert, profesor de climatología de la Universidad Católica de Chile, precisó en declaraciones recogidas por la prensa que algunos glaciares en Chile están en torno a alguna mina y “el polvo que generan las mineras podría posarse en los glaciares cubriendo la superficie blanca [refractaria a los rayos del sol] y esas partículas absorben la energía solar y provocan el deshielo rápido de los glaciares”.
A fines de junio, el gobierno del presidente Sebastián Piñera retiró el proyecto de ley de protección de glaciares que hubiera convertido a Chile en el segundo país, después de Argentina, en tener una legislación que incluía la prohibición de actividades como la minería en zonas de glaciares.
La ministra de Medio Ambiente, Marcela Cubillos, aseguró que la protección de glaciares es una prioridad para el gobierno, pero “la moción que estaba en discusión en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados no otorgaba una eficaz protección a los glaciares”.
“La forma de proteger los glaciares es a través del impulso al proyecto que crea un sistema de áreas protegidas. No creemos que deba existir una protección específica para humedales o glaciares”, dijo la ministra en referencia a una iniciativa para crear el Sistema de Áreas Protegidas que se encuentra en trámite en el Senado y que sólo tiene tres menciones específicas para los glaciares.
Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, considera que “de lo que se va a preocupar ese proyecto es de las reservas marinas y parques nacionales. Hoy no ha entrado ninguna indicación que establezca que dentro de las áreas protegidas se van a resguardar los glaciares”.
No obstante, todo indicaría que la decisión de retirar el proyecto se debió a la presión de la industria minera.
“El objetivo oculto de la medida era evitar que se desarrollara la minería en lugar de proteger los glaciares”, declaró a la prensa Joaquín Vallarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, que congrega a las grandes empresas mineras en Chile. “Un glaciar en sí mismo no constituye un área protegida. Las autoridades deben buscar un equilibrio razonable entre el sector productivo y la sociedad civil porque todo Chile no puede ser declarado parque nacional”.
Para Larraín “es muy grave lo que está pasando. En un contexto de cambio climático, la responsabilidad de reducir vulnerabilidades del país es del gobierno. Pero si tiene una agenda con una prioridad pro inversión, es obvio que proteger el agua y los glaciares afecta el negocio. El país puede vivir sin minería, pero no puede vivir sin agua”.
Fuente: Noticias Aliadas.