Chaglla

En los últimos días, fui -a pedido mío- a visitar Chaglla, un importante proyecto hidroeléctrico que está en plena construcción sobre el río Huallaga, entre Huánuco y Tingo María. Chaglla o Pillao, como también se llama, es el proyecto hidroeléctrico más importante en construcción en el Perú en la actualidad. Es una iniciativa privada, financiada por la empresa constructora que lo promueve con la ayuda de créditos de Brasil, del Banco Interamericano de Desarrollo y de algunos bancos comerciales europeos.

Un proyecto como Chaglla es una muy buena muestra representativa de lo que significa la inversión y el desarrollo para el Perú. Es una inversión de $1200 millones, que emplea en el periodo de construcción 3400 trabajadores, la mayoría de ellos especializados, como por ejemplo los técnicos andinistas que trabajan sobre los precipicios para asegurar los contrafuertes de la futura represa. Para tener una idea del volumen de trabajo, hay 75 volquetes de 30 toneladas dando vueltas por el proyecto, sin contar un sinnúmero de tractores, palas y excavadoras. Además, se crean muchos empleos indirectos que provienen de diversos servicios, como transporte, comida, salud, educación y otros. Es además un proyecto muy interesante por dos razones importantes: una, el hecho de que ambientalmente el proyecto es muy favorable; y dos, que los promotores del proyecto -la empresa brasileña Odebrecht- están haciendo un esfuerzo grande para mantener un frente social satisfecho y productivo.

En lo ambiental, el cañón por el cual pasa el Huallaga en ese lugar permite hacer una represa con muy poco impacto demográfico y con un reservorio pequeño, de solo 5 km2, lo que es ambientalmente favorable. En lo social, la empresa tiene un programa de entrenamiento para pobladores aledaños, llamado Creer, que les da capacidades técnicas que no estaban a su alcance, y la empresa ha empoderado a pobladores locales dándoles facilidades para crear negocios cercanos. Otro ejemplo es el haber creado un servicio de buses que cruza el área de construcción para que los pobladores puedan trasladarse de un lado al otro con seguridad.

La economía del Perú en los últimos 11 años crece a toda velocidad y de manera consistente. Eso hace que cada 7 u 8 años haya que duplicar la capacidad de generación eléctrica y de transmisión. Hasta ahora esto se ha hecho principalmente con plantas térmicas, cercanas a Lima en Chilca, que dependen fuertemente de un precio bajo del gas de Camisea. Ello ha favorecido el crecimiento de la generación térmica a gas, pero ha frenado el crecimiento de las hidroeléctricas. A mediano y largo plazo, la generación hidráulica es ambientalmente favorable y no utiliza recursos agotables como el gas. Hay sin duda algunas desventajas en la generación hidráulica: la primera es la alta inversión requerida y la segunda es que algunos proyectos de baja caída de agua, sobre todo en la Amazonía, generan grandes áreas inundadas que son inconvenientes. Pero Chaglla y diversos otros proyectos en la ceja de Selva no sufren estos inconvenientes, y por eso se deben promover si queremos seguir creciendo: no solo la inversión en infraestructura genera de por sí crecimiento, sino que la inversión en electricidad garantiza el futuro crecimiento. Sin electricidad y energía, no hay crecimiento.

Chaglla/Pillao es, por consiguiente, un proyecto emblemático: el Estado no pone la inversión, y la inversión privada garantiza un futuro energético que muchos otros países no tienen. Y todo esto genera, además, trabajo y mejora social. Ahora, en un país bien planificado debemos estar pensando en cuáles son los futuros Chaglla, porque tomará bastante tiempo organizar estos proyectos. Ya se han identificado otros proyectos más al norte, sobre el río Marañón, entre Cajamarca y Amazonas, que podrían generar 1400 megavatios en inversiones similares a las de Chaglla. En el sur, San Gabán ofrece también oportunidades de expansión. Lo importante es promover a tiempo proyectos bien hechos, ambientalmente responsables, en los cuales el Gobierno sea el fiscalizador pero no el financiador.