El volcán Chachani está localizado a 20 km al noroeste del centro de la ciudad de Arequipa, segunda ciudad en población del Perú en la que viven más de 1 100 000 de habitantes. Este macizo volcánico está constituido de innumerables depósitos de flujos de lava, depósitos de caídas de tefras (pómez y ceniza), flujos piroclásticos, lahares (flujos de lodo) y otros productos volcánicos, vestigios de su intensa actividad explosiva registrada desde hace varios cientos de miles de años.
El Chachani, cuya última erupción ocurrió probablemente hace poco más de 12 000 años, es uno de los más grandes centros eruptivos de los Andes centrales de Sudamérica, con un área mayor a 500 km2.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP), a través del Centro Vulcanológico Nacional (Cenvul) con sede en Arequipa, opera una red de vigilancia geofísica en el Chachani que entró en operación en 2018. Los resultados del monitoreo permanente y en tiempo real nos muestran que, en la actualidad, el Chachani presenta un nivel de actividad bajo. Por ejemplo, en este mes de abril, se han detectado 10 sismos de tipo Volcano-Tectónico (VT) con magnitudes inferiores a M2.0, los cuales estarían asociados a procesos de ruptura de rocas que ocurren en el interior del volcán.
A la fecha no se ha observado la ocurrencia de señales sísmicas asociadas con el ascenso de magma. El monitoreo satelital, realizado a través de los sistemas SENTINEL (deformación del volcán), Tropomi (gas SO2) y Mirova (anomalías térmicas), no registra alteraciones. Todo esto muestra que no existen evidencias de un proceso eruptivo del Chachani en el corto o mediano plazo.
Pese a que el Chachani no presentó erupciones recientes o en la época histórica, la población debe saber que este volcán puede reactivarse y erupcionar en el futuro. Una erupción del Chachani representaría un riesgo para la ciudad de Arequipa, sobre todo para los nuevos asentamientos humanos instalados cerca de sus laderas, así como para las obras de infraestructura energéticas (centrales hidroeléctricas de Charcani I, II, III, IV, V y VI y la central térmica de Chilina) e hídricas (represas de Aguada Blanca y El Frayle).
Por ello, se recomienda a la población no construir sus viviendas en las laderas del volcán o cerca de las quebradas que se prolongan desde el volcán hacia la ciudad para que no se vea afectada por futuras erupciones y sus productos. Las autoridades deben prohibir la instalación de nuevos asentamientos en las laderas del Chachani y elaborar un plan de contingencia para enfrentar una eventual erupción.