El Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe) informó hoy que la Central Hidroeléctrica Machupicchu, ubicada en el Cusco, está lista para entrar en operaciones y permitirá duplicar su capacidad de producción de energía eléctrica.
La obra ya se encuentra en la segunda fase y contribuirá al desarrollo social, minero e industrial del país.
Esta importante obra es una de las mayores inversiones en materia hidroenergética del sur del país en los últimos años, según Fonafe.
“Es una obra titánica financiada con apoyo del Fonafe, cuya inversión asciende a más de 150 millones de dólares, coordinada a través de Egemsa, que forma parte del holding estatal”, dijo el presidente del directorio de dicha empresa, Jesús Guillén.
Como se sabe, la Central Hidroeléctrica de Machupicchu fue construida en 1954 y en 1998 se inundó quedando inoperativa varios meses.
La primera fase de la rehabilitación se inició ese mismo año y en julio del 2001 volvió a operar generando sólo 95 megavatios de potencia, lo que le permite cubrir, a través de sus tres turbinas ´Pelton´, la demanda de las empresas que solicitan energía eléctrica no sólo en el Cusco sino también de otras partes del país.
Sin embargo, y a fin de estar a la altura de los nuevos retos que impone el desarrollo y la industria en diversos sectores del país, la nueva planta permitirá respaldar la seguridad energética del Cusco, pues ahora contará con una potencia de 190 megavatios de capacidad.
Si bien esta central tiene influencia en la región Cusco, Egemsa puede vender a cualquier empresa o distribuidora eléctrica a otras partes del país a través del Sistema Interconectado Nacional (sistema que funciona como un distribuidor universal de energía eléctrica) y ofertar en el mercado la producción de energía, participando en las licitaciones como cualquier empresa.
Precisó que dicha central es la tercera más importante del país de propiedad estatal, después de Electroperú, que está en el centro del país, y de Egasa que se ubica en Arequipa.
La Central de Machupicchu, a diferencia de las dos centrales anteriores, funciona todo el año y tiene una capacidad de planta muy alta.
Cuenta además en las alturas de Sicuani, Cusco, con una represa donde se almacenan 110 millones de metros cúbicos de agua cada año, lo que permite en períodos de escasez de lluvia soltar agua de la laguna para que llegue a la central y seguir funcionando con normalidad.
“Esa es nuestra ventaja comparativa respecto a cualquier empresa que haya en el Perú. Nosotros garantizamos la energía durante todo el año, no solamente en la época de lluvia”, remarcó Guillén.
La nueva central ha adquirido una nueva tecnología, la Turbina ´Francis´, de fabricación china, que por sí sola tiene la capacidad de las tres turbinas de la primera fase, lo que le permite ser más eficiente, dado que por cada metro cúbico generan más energía.
Dicha infraestructura ha sido desarrollada en “caverna”, eso quiere decir que todo el trabajo de ingeniería está bajo de la tierra (la central hidroeléctrica está aproximadamente 300 metros abajo, no se ven los tubos).
Es una obra hecha por peruanos, con asesoría extranjera, cuyo impacto al medio ambiente es prácticamente nulo, es más, desde el punto de vista visual no hay impacto.
“Desde el punto de vista del caudal ecológico devolvemos el agua al río más pura de lo que la recibimos porque le sacamos la arenilla, la suciedad, los plásticos, latas, lo que representa un costo, pero es parte de nuestra responsabilidad social como empresa”, señalo Guillén.
Con esta importante inversión, que apunta al desarrollo regional, se podrá contar con energía eléctrica en más zonas rurales del país, indicó el presidente del directorio de Egemsa.