“Juan Carlos”, un adolescente cusqueño que fue rescatado por la Policía Nacional, contó a reporteros del programa Diálogo Ciudadano, que se difunde vía Radio Aurora en coproducción con INFOREGIÓN, Agencia de Prensa Ambiental, su penosa experiencia en la selva de Madre de Dios que le ha generado infección al oído, desnutrición y sobre todo un maltrato físico y emocional a manos de los lavadores de oro.
“Mi madre y yo llegamos a una zona desconocida con la promesa de conseguir un trabajo. Ella era cocinera y yo entré a trabajar en los lavaderos de oro. Yo aprendí poco a poco pero siempre me exigían más, tenía que cargar mucho peso. Trabajaba desde las 5 de la mañana hasta las 6 de la tarde en un campamento junto con otras tres personas que no conozco”, recordó.
El menor apenas podía comer algún picante de papas y caldos aguados con un jarro de té, una dieta muy poco nutritiva para un organismo en crecimiento. Sin embargo, los esfuerzos tremendos para un chico de su edad, además de los insultos de los adultos que también trabajaban en la minería fueron minando su salud y su estado emocional.
Tenía que cargar una tolva con cantidad de rocas, que requería mucha fuerza. Sin embargo, nadie lo ayudaba y más bien lo obligaban a superar las metas. Se exponía al contacto con los reactivos químicos y también trabajaba controlando el motor, alimentándolo de combustible y evitando que deje de funcionar mientras procesa al mineral.
“El campamento era de plástico, con una cama de cuatro troncos, un colchón simple y un mosquitero. Cuando era de noche recién podía descansar. A veces, para distraerme pasaba un rato a otro campamento a ver televisión. Luego a dormir y al otro día otra vez a madrugar”, recuerda.
Juan Carlos trabajó en cuatro campamentos en total, durante dos a tres meses sin descanso. Le pagaron apenas 50 soles por todo ese periodo y lo que ganó fue malformaciones a la columna vertebral que afectan su espalda por el sobre peso del mineral.
Felizmente el pasado fin de semana fue rescatado por el Ministerio Público y ahora se recupera para luego reencontrarse con su familia.