Señor Alcalde, me han informado que usted ha dado órdenes a sus operadores políticos para que me ataquen en los medios de comunicación de la región y me amenacen con procesos penales porque mis opiniones sobre el narcotráfico, la coca ilegal y la corrupción estarían afectando sus planes reeleccionistas.
Entiendo que muchos podrían darse por aludidos cuando denunciamos que el narcotráfico y el terrorismo mantuvieron secuestrados por más de 30 años a todo el valle del Monzón; que durante esos años de oprobio la organización cocalera a la que usted pertenece se opuso, utilizando acciones violentas, a los programas de desarrollo, a la electrificación, a los proyectos de agua potable, en fin, a todo lo que significaba sacar de la pobreza extrema a miles de campesinos de ese valle.
¿Recuerda usted señor alcalde quiénes salieron innumerables veces, machete en mano, para oponerse a la presencia policial y a la existencia de un Juez de Paz en el Monzón? Claro, eran años donde los narcotraficantes colocaban tranqueras en la carretera y decidían quién podía ingresar y quién no. Como usted sabe, durante esos años la organización cocalera tenía el poder sobre la vida y las propiedades de los campesinos. ¡Muchas familias tuvieron que salir del valle ya sea porque osaron contradecirla o porque no entregaron los aportes mensuales que le exigían!
Me imagino que no ha olvidado los casos de violación sexual que se cometían contra las hijas de los cocaleros y que las víctimas no podían denunciar a sus agresores porque inmediatamente las mataban o les quitaban las cosechas a sus familiares. Claro, para los intereses del narcotráfico estaba bien mantener al valle en la penumbra y el olvido. Así se evitaba que cualquier denuncia ocasione la presencia incómoda de alguna autoridad o de los medios de comunicación.
Señor Alcalde, entiendo también que le cause mucho fastidio cuando menciono a esos personajes que se hacen llamar “dirigentes cocaleros”. En opinión de muchos son vulgares quintacolumnistas del narcotráfico y del terrorismo. Y así lo confirmó la investigación policial que se hizo en el año 2010. Por ello, lo lamento mucho, a esa gente que le gusta caminar pistola en mano por los caseríos del Monzón obligando a resembrar la coca y amenazando de muerte a quienes decidan (o decidieron) trabajar con el cacao y el café, los vamos a seguir llamando por su nombre. Ya habrá tiempo para que un fiscal con los pantalones bien puestos investigue esas tropelías.
A propósito, ¿sabe qué pasó con ese dirigente cocalero (muy amigo suyo) que masacró a su mujer en plena vía pública y después amenazó con un arma de fuego a los que salieron en auxilio de la víctima? Ah, claro, me olvidaba, en el Monzón tienen un pool de fiscales amigos que “fondearon” el expediente y hasta ahora no pasa nada.
Si pues, sabemos que el dinero sucio del narcotráfico y de la corrupción sigue llegando a algunos operadores de la administración de justicia en la región Huánuco. Pero hacen mal en fiarse de esas amistades, mire lo que le está pasando al todopoderoso César Álvarez. ¡Ya no es más presidente regional de Áncash! Están cayendo sus sicarios, sus testaferros, sus operadores políticos y, es probable, que en poco tiempo corran la misma suerte los fiscales que le garantizaban impunidad. ¿Se imagina usted lo que pasaría si un equipo similar de funcionarios de la Contraloría y de agentes de la Divincri investigara los casos que nunca se denunciaron o que se archivaron indebidamente en el Monzón? Créame, todo es posible.
Señor Alcalde, los tiempos están cambiando en el Alto Huallaga. Muchas autoridades de caseríos y de centros poblados ya no le tienen miedo ni a la organización cocalera ni a sus dirigentes. Ya no creen cuando les prometen que no habrá más erradicación de coca y les regalan semillitas promoviendo la resiembra. Y usted sabe que en las próximas semanas es posible que el Corah vuelva a realizar sus trabajos exactamente en las zonas donde están estos cultivos nuevos de coca. ¿Qué les dirá a los campesinos cuando eso ocurra?
Pero no solo eso: es posible, también, que las inversiones privadas relacionadas a la generación eléctrica sigan ingresando al valle. Ni usted ni sus amigos podrán oponerse más, no volverán a agredir impunemente a las autoridades de Sachavaca porque buscaban el desarrollo de su pueblo.
Entiéndalo, señor Alcalde: los que vivían secuestrados por el narcotráfico y el vil engaño de sus autoridades ahora buscan oportunidades dignas en el cacao y en las inversiones privadas. Son tiempos nuevos y tal vez, por eso mismo, usted no sea reelegido. ¿Se ha preguntado qué será de su vida en el Monzón ahora que casi ya no hay coca? ¿Cree que sus actuales operadores, que hoy se muestran leales, estarán con usted cuando deje el municipio? Solo le adelanto que varios me ofrecen, ya, informaciones “calientitas”…
Como ve, señor Alcalde, el destino de las nuevas generaciones del Monzón no puede seguir atado a la coca ilegal. Por ello, no le deseo éxitos en su reelección (InfoRegión).
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