Carnaval ayacuchano busca rescatar diversidad cultural

El carnaval ayacuchano es una de las festividades tradicionales más esperadas por la población ayacuchana,  que se celebra con gran jolgorio del primero al cinco de marzo,  gozando además de un gran atractivo histórico y cultural a nivel nacional.

El carnaval ayacuchano, declarado por el Instituto Nacional de Cultura (INC) como Patrimonio Cultural de la Nación, engloba un conjunto de actividades cuya organización corre a cargo de un comité multisectorial, encabezados por el Gobierno Regional de Ayacucho y la  Municipalidad Provincial de Huamanga, junto a un conjunto de instituciones regionales que garantizan su adecuado desarrollo, además del financiamiento, coordinación, promoción y difusión a nivel nacional.

Juan Carlos Arango, director regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur Ayacucho) y miembro del comité multisectorial, dijo a INFOREGIÓN que “para este año se espera albergar mayor cantidad de visitantes, gracias a la campaña de difusión nacional que se viene realizando, para lo cual se viene trabajando en la capacitación constante a operados turísticos, personal de hoteles y restaurantes, entre otros, garantizando un óptimo servicio para los turistas”.

“Se debe trabajar en tres puntos importantes: seguridad, servicios y costos; para lo cual el comité multisectorial viene elaborando estrategias acordes a las necesidades de una festividad de tal magnitud, con el apoyo de la Policía Nacional y el Ejército Peruano”, agregó.

Para este año, a diferencia de ediciones anteriores, el carnaval ayacuchano buscará congregar la participación de las 11 provincias de la región, brindando a los visitantes un gran diversidad de opciones como ferias artesanales, gastronómicas, de mypes, festivales de danzas y de belleza, entre otras actividades.

DATO

Si bien se trata de una festividad asimilada de la cultura europea – occidental, los carnavales ayacuchanos han sido enriquecidos por elementos autóctonos, logrando conformar una identidad propia, donde confluye la espontaneidad y picardía del pueblo quechua, con la elegancia e ingenio del mestizo.

Barrios, asociaciones, instituciones y familias enteras, pasearán orgullosas, como cada año, por calles y plazas, actuando, bailando o entonando alegres melodías compuestas para la ocasión. Durante su paso se oyen creativas canciones en quechua, acompañadas con música de quenas, charangos, mandolinas, cencerros, pitos y tinyas.

La fiesta continuará hasta el martes anterior al miércoles de ceniza, fecha en que el “Ño Carnavalón” escucha la lectura de su testamento y “muere” con la tácita promesa de resucitar el próximo año. Terminada la fiesta, comienza inmediatamente la cuaresma, respetando las pautas de la religión católica.