Canon, corrupción y oportunismo político

El presupuesto de la municipalidad de Echarati (La Convención-Cusco) solo por el concepto de canon (periodo 2011-2015) alcanzó la cifra astronómica de dos mil millones de soles.

Como siempre los alcaldes han prometido a sus electores realizar sus mejores esfuerzos para invertir eficientemente estos fondos que reciben gracias a la explotación del gas de Camisea. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, la corrupción y el gasto ineficiente parecen estar ganando terreno en esta parte del país.

Los procesos penales por sobrevaloración en la compra de bienes y, en general, por los delitos de colusión y peculado están arrasando con los funcionarios de la anterior y de la actual gestión. Ex alcaldes, gerentes, jefes de logística y un largo etcétera están con prisión preventiva y otros como no habidos.

A este problema endémico sumemos el gasto ineficiente, improductivo y asistencialista en el que han incurrido las gestiones municipales con el dinero del canon. La pobreza en Echarati alcanza al 54% de sus habitantes. En el ranking nacional del Indice de Desarrollo Humano, es decir, en la calidad de los servicios de salud, educación e ingreso per cápita, Echarati está en el puesto 998 de 1,834 distritos.

Para las autoridades municipales estos indicadores no significarían nada, porque han preferido gastar millones construyendo estadios y piscinas. Aquí los únicos favorecidos han sido y siguen siendo los famosos proveedores. Que son los que venden cemento vencido, los que alquilan vehículos y maquinarias al doble del precio del mercado y los que dejaron las obras a medio construir y recurren a arbitrajes amañados donde el municipio, por regla general, siempre es el que pierde.

En este contexto el Gobierno Nacional ha anunciado el recorte del canon para toda la provincia de La Convención. Los alcaldes, agrupados en la mancomunidad municipal amazónica, protestaron inmediatamente.

Algunos actores sociales, haciendo gala de un oportunismo político extremo, intentan presentarse como los más radicales y amenazaron con paralizar toda la provincia. Otros han decidido generar un paralelismo en las organizaciones como un mecanismo que, según ella, además, la convertirá en la futura candidata al Congreso de la República.

Pero, a todo esto, ¿qué dice la calle y el campo en Echarati y en Quillabamba?, ¿comparten la preocupación de sus autoridades por el recorte del canon?. Me parece que no. La pregunta que percibo en muchos dirigentes y, en general, en los convencianos de a pié es la siguiente: en la última paralización de 17 días (2014) murieron tres personas defendiendo el canon cuando el gobierno anunciaba la redistribución. ¿Para qué sirvió ese sacrificio si el canon está engordando principalmente a la corrupción y a los proveedores que financiaron las campañas electorales?

Definitivamente, se podría decir que la desconfianza, la corrupción sin límites y los grupos de interés (llámese proveedores) han abierto una brecha con la población que irá creciendo peligrosamente en La Convención en un año pre-electoral, convirtiéndose en caldo de cultivo para los aventureros que gustan de los discursos ideológicos trasnochados y anarquistas.