Camino a Chapare está lleno de bolsas con coca desechadas por narcotraficantes

Corani, importante laguna boliviana generadora de agua y energía, además de cuatro localidades están amenazadas por la contaminación del narcotráfico. Alrededor del embalse y de las comunidades de Colomi, Candelaria, Karayani y Chocopata, han emergido inmensos basurales de residuos de coca remojada con tóxicos, desechados por los fábricas de cocaína  aledañas que procesan al menos media tonelada de pasta básica de cocaína al mes, según se desprende de la cantidad de bolsas detectadas en los alrededores que superan las 350, cada una con más de 100 libras de coca procesada.

Según el crudo relato del diario Los Tiempos, versión on line, los vestigios de las procesadoras pueden verse desde la carretera al Chapare que por estos días es una extensión de estos botaderos.  Ni bien se llega al Cañadón —el límite natural entre Colomi y el Trópico— se ven bolsas de yute regadas a ambos lados del camino por un tramo de al menos tres kilómetros. Los sacos, usados antes para llenar hasta 50 libras de coca seca están ahora con hojas húmedas, trituradas e impregnadas de un olor similar a la gasolina.

Hay sacos arrojados dentro las cunetas, que al mezclarse con el agua cristalina destilan un líquido café con el mismo olor que la coca remojada. El caudal enturbiado fluye hasta desembocar en un brazo del  río Espíritu Santo.

Muy cerca se ven tanques para agua de hasta mil litros dispersos entre las bolsas, que suelen usarse como molinos en las factorías, según reportes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico.

En el embalse de  hasta 100 millones de metros cúbicos de agua, hay residuos de coca procesada en las orillas, laderas y sumergidos dentro de la laguna, distante a 55 kilómetros de la ciudad.

Los pescadores se quejan y cuentan que hace 10 años pescaban en una mañana una arroba de  pejerrey, la especie más valiosa de Corani, pero ahora con suerte sacan un kilo. Hay varias causas para la disminución de la pesca, entre ellas está la aparición indiscriminada de pescadores y la contaminación del narcotráfico.

Un pescador cree que los tóxicos perturban el desove y crean esa merma en la reproducción y  condena además al pejerrey a la extinción.

Consecuencias

El toxicólogo del Viedma, Freddy Numbela, explicó que los residuos pueden provocar anomalías congénitas y diversos tipos de cáncer. Además de infecciones estomacales por intoxicación alimenticia al consumir alimentos contaminados, porque la coca procesada tiene  alto contenido de ácido sulfúrico.

Aseguró que los desechos químicos también contienen gasolina y cemento pero sus efectos no son tan nocivos como el ácido sulfúrico y los plaguicidas paraquat y gramoxona (prohibidos desde 1990 en el mundo) que se usan para el cultivo de la coca, porque no son biodegradables, permanecen mucho tiempo y pasan al organismo humano provocando graves daños a la salud.

Desde 2009 se han hecho cada vez más comunes las denuncias sobre las comunidades afectadas por los residuos del narcotráfico.

En este grupo están los poblados cercanos a las ruinas de Inca Rakay (Sipe Sipe), la cordillera del Tunari, Arque, Pocona, Vacas y las alturas de Vinto con el emblemático caso de Pantipata, donde hasta comienzos de 2009  existían un centenar de fábricas.

Estudios de contaminación del agua realizados en diferentes momentos en el curso del río Charingo de Vinto, afectado por las factorías de Pantipata, hechos por el laboratorio de la Universidad Mayor de San Simón y que aún se manejan con reserva,  arrojaron que varias especies de microorganismos murieron, probablemente por los químicos de las factorías.