Expreso. El Perú es uno de los países más megadiversos de la tierra. Posee 84 de los 117 ecosistemas que existen en el mundo y casi todos los climas del planeta. Junto con los vecinos países amazónicos, alberga el bosque tropical más grande del mundo. Se trata de un patrimonio extraordinario cuyo manejo exige responsabilidad política y ciudadana, tanto para su preservación como para su aprovechamiento sostenible.
A mediados de junio tuvo lugar en Tarapoto el seminario “Política Forestal y Cambio Climático: previniendo impactos y aprovechando oportunidades”. Organizado por Transparencia, el Acuerdo Nacional y la Embajada Británica, el evento propició el diálogo entre expertos y políticos sobre materias complejas que afectan la vida humana y que hoy forman parte de la agenda prioritaria global.
La política seria exige información, conocimiento y visión, y debe alejarse de la improvisación y la demagogia que suelen impregnarla. Eventos como el de Tarapoto contribuyen a elevar la calidad del debate político.
La deforestación irracional genera pérdidas irreparables a nuestra biodiversidad y acentúa los efectos negativos del cambio climático en el país.
El aprovechamiento sostenible del bosque, por el contrario, puede ser una fuente importante de recursos y empleo mediante nuevas industrias relacionadas con la biodiversidad, el ecoturismo o la extracción sostenible de madera certificada.
Un elemento depredador del bosque amazónico es el narcotráfico. Esta industria delictiva deforesta para sembrar coca. Luego envenena ríos y cochas con miles de toneladas de insumos químicos que emplea para producir cocaína. Se trata de un daño enorme a la salud humana y un crimen que agrava los efectos del cambio climático.
Se estima que más de 2 millones de hectáreas de bosque han sido deforestadas en el Perú para sembrar coca. Esta cifra crece todos los días debido a la expansión territorial del narcotráfico en el país y al incremento de los cultivos ilegales, tal como registra el último informe de la Organización de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (ONUDD).
Las políticas ambientales que nuestro país debe emprender para enfrentar los efectos del cambio climático tienen que ver con una nueva cultura y visión del bosque amazónico. Debemos entender al bosque como componente esencial de la identidad peruana.
El bosque debe convertirse en un ícono relevante de nuestra cultura. Solo así lo defenderemos del crimen organizado y de todas las prácticas ambientales devastadoras.