La Playa Carpayo se recuperó de la contaminación de la basura marina en sus costas y de sus aguas, y viene siendo utilizada por sus vecinos después de más de 15 años. Sin embargo, ahora surge una nueva amenaza porque se ha planeado construir un estacionamiento de yates, incluyendo un proyecto denominado la Playa de la Isla de Gilligan, con lo cual se perderían la Playa La Arenilla.
“Ha costado 16 años de trabajo la recuperación de la Palaya Carpayo de lo contaminada que estaba, donde miles de voluntarios dieron su tempo para limpiar las zonas afectadas. Y ahora que ya no tiene basura y el agua se encuentra apta para bañistas llega una empresa que le solicita a la Marina de Guerra que se le otorgue un proyecto de marina deportiva, que en el fondo es un área destinada al estacionamiento de yates. Esto perjudicaría a los vecinos de todo el Callao y del Perú, perdiéndose con ello un área de recreación y tres playas”, dijo Arturo Alfaro Medina, presidente de la ONG Vida.
Precisó que el Proyecto de Marina de Guerra fue presentado por la empresa de nombre Ingeniería Marítima y Costra SAC – INMAR a la dirección de Capitanía y Guardacostas de la Marina de Guerra del Perú (Dicapi), han presentado su proyecto con información que no corresponde a la verdad para lograr que se lo aprueben y le otorguen dichas áreas, pese a los daños que puede ocasionar. “Por ejemplo han señalado que no se pierden las playas Carpayo y Guiligan porque son basurales, nadie las utiliza y son insalubres, sin embargo cientos de vecinos ya hacen uso de estas playas en este verano”, citó.
“En su proyecto inicial tampoco consideraban al humedad de la poza de la arenilla como un ecosistema valioso, para ellos era parte del mar, desconociendo la biodiversidad de esta área natural que debe ser protegida por el estado. Incluso lograron que un mal funcionario del Ministerio del Ambiente emita un documento en el cual dice que el humedal poza de la arenilla no es humedal y que es una extensión del mar, afirmación que contradice estudios y publicaciones realizados en este valioso ecosistema», añadió el especialista.
De acuerdo con Arturo Alfaro, la empresa habría escogido este lugar también porque le sale gratis la construcción de espigones. Alertó que «si la Marina de Guerra le aprueba el proyecto en esa zona la empresa ahorra más de 20 millones de soles, gana dinero y nos perjudica con las pérdida de playas. Para compensar colocan en su proyecto que en el rompeolas harán un malecón de uso público y un parque, tratando con ello de justificar que el estado le otorgue los espigones y las playas para su proyecto».
“Al Callao, a Lima y al Perú le faltan playas, no se debe permitir proyectos que eliminen playas en perjuicio de los vecinos, los empresarios deben buscar que ejecutar sus proyectos en zonas donde no afecten el bienestar de la comunidad y las áreas naturales, el Estado, en este caso la Dicapi, no debe aceptar un proyecto que perjudicaría a la comunidad y que para lograr su aprobación a presentado información que no se ajusta a la realidad. Por ello la marina deportiva o estacionamiento de yates lo podrían hacer en otro lado, invirtiendo su capital como corresponde», finalizó.